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ORLANDO DICE

Este es un gobierno viejo

¡CAMBIOS YA!.- No cabe dudas de que Danilo Medina hará cambios en el gobierno, e incluso, ya que lo tiene decidido, fuera bueno que lo hiciera ya. Lo de que lo tiene decidido lo digo porque algo de eso se habló en una de las reuniones de felicitación con los empresarios. Y de lo que fuera bueno que lo hiciera ya, porque viendo la actual situación convendría brincarse la formalidad del 16 de agosto. O dicho de otro modo: hacer lo que nunca se hace en los gobiernos continuistas. Si no hubo celebración, como obligaba la circunstancia, que se haga del nombramiento de nuevos funcionarios una verdadera fiesta. Sonara raro, pero a pesar de la alta votación, este es un gobierno viejo, pues no solo se pueden contar los cuatro de Medina, sino los ocho de Leonel Fernández. Y peor si se agregan los otros cuatro que ya se olvidan, los primerizos, pues en el PLD hay dirigentes que mantienen número abonado. No sería elegante afirmarlo, pero hay altos cargos a los que se les nota el cansancio al caminar. Y qué no decir del que lleva boina y se auxilia de un bastón. Dios tiene sus maneras, pero no hace a nadie eterno en la tierra, y mucho menos imprescindible…

DE OBISPO.- En un retozo de maldad, y con ánimo chusco, aconsejaba en Twitter una salida al caso de Euclides Gutiérrez Felix. Nombrarlo obispo, con permiso de la Iglesia, y como esta no permite que lo sean después de los setenta y cinco, y Gutiérrez Felix tiene ochenta, retirarlo por vía de consecuencia. Luego de ochenta años y doce de corrido en el mismo cargo, se impone el relevo. Por antigu¨edad en el servicio si fuera general o en reconocimiento a sus méritos si fuera empleado público de larga data. Además, la Historia Dominicana lo agradecería, puesto que son tantas las anécdotas propias o creadas al calor de una conversación, que no escribirlas, dejarlas perder, sería algo imperdonable. Diario Libre se la puso fácil al presidente Medina al registrar a Gutiérrez Felix como el funcionario peor valorado. Ave César, otros cansados, con boina pero sin bastón, te saludan…

EL COMITÉ POLÍTICO.- La razón que se da para ese inmovilismo, o en taponamiento, es la condición de miembro del Comité Político. Este órgano de dirección desde siempre ha sido problema. En la primera administración de Leonel Fernández las élites de poder se resentían por las influencias que el CP pudiera ejercer sobre el jefe de Estado. Y se insistía y alegaba mucho que una cosa era el Estado y otra el partido, como si pudiera caerse en el Palacio Nacional desde el cielo y sin pasar por un proceso eleccionario en que el partido fuera decisivo. ¿Se puede gobernar sin el Comité Político? Si Fernández ni Medina lo intentaron, la respuesta tiene que ser no. Como en la antigua Unión Soviética se impone un régimen de Politburó, como tampoco se explicaría el mando en la actual República China sin el dominante Comité Permanente de nueve personas. No puede considerarse la situación como una especie de fatalismo, pero en los hechos no deja alternativa. Todo con ellos, nada sin ellos. Las renuncias al parecer también están prohibidas, y una calidad garantiza la otra. Además, cómo explicar la actual correlación sin la traición de Metro en aquel abril que nunca fue memorable. Difícilmente al rey le devuelvan la corona, puesto que como los juegos de niños: lo que se da, no se quita, o lo que se quita, no se devuelve…

EL CRECIMIENTO.- En el 62% de estos días figura algo que era impensable en la actual situación política: El PLD como partido creció, tanto como para valerse por sí mismo y no necesitar de los aliados que hasta ahora habían sido claves. La pregunta aparenta necia, pero es pertinente: ¿Fue el 62% obra del partido o del candidato, y siendo del candidato, produjo el milagro de saltar de un treinta y siete a un cincuenta y más por ciento? El presidente, y candidato electo, no puede mirar con desdén un partido de las dimensiones del PLD, y sin ninguna duda que hará difícil el reparto. Los aliados merecen recompensa, pues en política no se trabaja de gratis, pero a los propios habrá por igual que reconocer por su hazaña. Pero esta es la gestión, lo que se llama gobernabilidad. ¿Cuál es más importante, el partido o el gobierno? El gobierno puede dedicarse a responder las provocaciones de Franklin Almeyda y actuar en consecuencia contra el sector de Leonel Fernández, u ocuparse de tareas nuevas y más importantes. Los pactos, por ejemplo…

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