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FUERA DE CÁMARA

Los números que engañan

Sería un error medir al Partido de la liberación Dominicana a partir del gigantismo que le asignan los resultados electorales del domingo... El espejismo de su elevado caudal de votos oculta una verdad subyacente: perdió plazas emblemáticas y cedió espacios políticos que tendrán consecuencias en el corto plazo.

Es verdad que nunca antes el PLD había registrado tan alta votación, pero otra verdad es que ha perdido la alcaldía del Distrito Nacional --el centro neurálgico de la actividad política, social y comercial--, con más de cinco mil plazas laborales, la mayor fuente de empleos después del gobierno central.

A partir de la recomposición del Congreso Nacional, el PLD ha perdido dos asientos en el Consejo Nacional de la Magistratura que serán ocupados por una oposición que marca tendencia al radicalismo para exigir espacios en las altas cortes y que se dejará escuchar para componer una nueva Cámara de Cuentas y la Junta Central Electoral.

El PLD conservará una mayoría significativa en el Congreso, pero a partir del próximo agosto el Senado tendrá cuatro bloques en vez de uno, y a las dos primeras minorías --que pertenecen al PRM--, les corresponderá un asiento en el Consejo de la Magistratura...

Que lo componen, además, el Presidente de la República, el presidente de la Suprema Corte de Justicia y otro juez de ese tribunal que funge como secretario; el Procurador General de la República y los presidentes de las dos cámaras del Congreso.

Una clara tendencia El Partido de la Liberación Dominicana no debería extasiarse en el triunfo del domingo y abocarse al análisis técnico del mensaje que le envió el resultado electoral.

Lo primero es separar la popularidad del presidente Danilo Medina --que es lo único que explica la alta votación del PLD--, del error que constituyó la violación flagrante de su democracia interna para repostular a senadores, diputados, alcaldes y regidores.

Recostarse de la popularidad de Danilo para meter como si fuera de contrabando a candidatos provinciales y municipales impopulares, fue una osadía que tendrá alto costo para el futuro inmediato del partido en el poder, abocado ahora a medir bien sus pasos futuros.

La gente en gran medida alcanzó a comprender el intento de engaño y en muchas demarcaciones separó el grano de la paja, independientemente de que funcionó de forma cruel el mensaje malicioso de votar “arriba por Danilo, abajo por David” que en el caso del Distrito Nacional afectó a Roberto Salcedo. Es ilógico que en el tramo presidencial el PLD y aliados alcanzaran una votación de 61.5 por ciento, y en el casco urbano de la capital --en el nivel municipal--, se quedara en un 37 por ciento...

El hastío, claro está Roberto llevaba 14 años como alcalde y se distanció mucho de la gente común del barrio. Descuidó una plaza que al final le pasó factura...

David ofreció no sólo un rostro fresco sino también decencia en un nuevo estilo de ejercer la política: jamás mencionó a Roberto, no fue cáustico, invocó el emprendimiento y convocó a la juventud. El resultado está a la vista de todo el mundo, ha surgido una alternativa política de gran porvenir si es que no se queda en el camino, como les ha ocurrido a muchos...

Porque administrar el éxito es mucho más difícil que alcanzarlo.

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