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EXPRESIONES

Intromisión inaceptable

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Tomás Aquino MéndezSanto Domingo

Basándose en un informe viejo y desfasado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le “ha ordenado” al país que deje sin efecto una sentencia.

Una disposición tomada dentro de lo que son los derechos constitucionales y soberanos de esta nación, los “metiches” del CIDH pide que le den marcha atrás. Es un pedido ridículo que, claro, no se atreven a hacer a Estados Unidos, ni a los países Europeos que “trapean el piso” cada día con los inmigrantes, contrario a lo que hace este país con los haitianos, como se demuestra con la inversión para que se regularicen miles de ellos sin gastar un solo centavo.

La solidaridad Dominicana con el vecino NO SE PUEDE OCULTAR, aunque algunas naciones e incluso reducidos núcleos de internos pretendan ignorar ese respaldo. Coincido con el Ministerio de Relaciones exteriores que, además, de rechazar ese informe mostrenco y desfasado, reivindica el derecho soberano de este pueblo.

Porque, de donde demonio sacan los genios del CIDH que aquí existen miles de personas que no pudieron acogerse al plan de regularización y hoy están en condición de APATRIDIA. Una falsedad que en más de una ocasión se le ha pedido a los de aquí y los de allá que muestren donde están esos apátridas.

El gobierno le ha pedido en varias ocasiones a quienes sustentan esa falsa, que presenten los casos para evaluarlos y si así fuere resolverlos adecuadamente. Ninguna de las embajadas de los países que levantan esa bandera, ni los comunicadores que la sustentan en el país, ni las ONGs que la defienden han llevado “el o los miles de casos” que alegan en sus denuncias falsas ¿Porque insistir con esa mentira y se desempolvan datos y expedientes mal olientes y viejos? Ah, claro, porque con esto siguen buscando los recursos, euros y dólares, que permiten a esas organizaciones y personas, seguir viviendo de la mentira, no importa el daño que caucen. No es cierto que haya aquí una política discriminatoria contra el haitiano o el negro. Si así fuese, no estuvieran las calles llenas de haitianos que, libremente y muchos de ellos sin documentación alguna, venden, compran, trabajan, bailan, conducen todo tipo de vehículos e incluso delinquen. Un país que discrimine no exhibe ese cuadro. Ese informe, los dominicanos deben tomarlo y llevarlo al lugar donde, a falta de papel sanitario, se le puede dar el uso que merece por mentiroso, calumniador y obsoleto.

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