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UMBRAL

¡Hacia el sexto triunfo al hilo!

El acto en que se proclamó al candidato del Partido de la Liberación Dominicana a la Presidencia de la República, estuvo lleno pequeños eventos, de cruces de saludos, de miradas, de gestos y de toda suerte de manifestaciones espontáneas; de movimientos no contemplados en el guión oficial o en los guiones grupales o particulares, que dieron pie a diversas especulaciones distribuidas a lo largo de toda la trayectoria del péndulo que marcó, con su tic tac del tiempo, aquel espacio de pasiones abiertas.

Algunos dicen que había pasiones ocultas, sonrisas simuladas, abrazos de osos, detonaciones de granadas despachadas desde los huéspedes de las fosas oculares con esquirlas dirigidas, bien dirigidas para entregar mensajes de insatisfacción, de desaprobación, de venganza, de amenazas, de odio, de sed y hambre de justicia política; de frustración, de cartas contaminadas con ántrax y de detonados cócteles de hedores.

Se afirma también que los tegumentos de las masas de paledeístas y de los que se suelen refugiar en el “poderoso sector externo”, estaban erizados de emoción, de ésa que anida en la esperanza de no volver a “la casa del terror” y a la inflación del 60 por ciento, al aumento acelerado del paro y la precarización del empleo conservado; de no toparse de nuevo por todos los despachos públicos con ineptos distribuidos por montones como plagas para el espanto, al drama de no tener comida, de no alcanzar la escuela, de no obtener un préstamo para el pequeño negocioÖ

Aquel escenario hizo que salieran de debajo de las piedras expertos en el análisis de miradas, de gestos, de muecas, de risas y sonrisas; de abrazos de pétalos y palabras solas, aisladas, con sus tonos y acentos; de frases acompañadas de ademanes y de oraciones sinceras, con doble sentido; de saludos distantes, de saludos cercanos, sin que importe para nada la distancia física; de pisadas, de pasos y giros bruscos o suaves, de miradas perdidas en el horizonte de las banderas del PLD o las azules de Decisión Nacional; de las miradas al techo, al suelo o los ojos cerrados.

Entonces las “disquisiciones”, como para no diluirse en la dispersión, se concentraron en “la cara adusta de Leonel”; un ángulo visto por los opositores y algunos compañeros dolidos por algunas cosillas que no han curado. O la sonrisa amplia de éste cuando saludó o conversó con el candidato proclamado; prisma desde el que miraban los peledeístas más entusiastas con la “muestra de unidad” que se daba en la actividad.

“La orden” de Felucho a Leonel para que levantara la mano a Danilo; una interpretación “aguda” de los adversarios políticos del partido morado, se encontró de frente con la impresión del peledeísmo de que Félix Jiménez borracho de emoción, como todos allí, adelantó el levantamiento de manos para simbolizar la unidad compacta del PLD a lo que accedió el presidente de la organización política con entusiasmo y sin chistar.

Fuera de los ángulos de los especialistas que se envolvieron en el mar de interpretaciones que les he compartido e independientemente de los dolores internos que aún persisten en el PLD, el sentido de cuerpo se va imponiendo para engrasar la maquinaria electoral peledeísta y ganar la sexta elección al hilo con Danilo Medina para continuar lo que comenzó en 1996.

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