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TIEMPO PARA EL ALMA

“De hecho, el ‘no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás’ y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera”.

Rom. 13: 9, 10. A veces no entendemos que prójimo es próximo, el que está cerca, inclusive el que está tan cerca como a unos metros de tu aposento, como a unos centímetros de tu lado de la cama. Tu familia es tu prójimo inmediato.

En los mandamientos no está escrito: no gritarás, no faltarás el respeto, no descuidarás, no darás menor importancia, no ofenderás, no subestimarás, no etiquetarás, no humillarás, no ignorarás a tu prójimo, el de lejos, el de enfrente, el ‘circunstancial’, el de unos metros, el de unos centímetros; no está escrito de esta manera, al menos.

Lo que sí está escrito es ‘amarás a tu prójimo como a ti mismo’, un amar que implica no hacerle daño.

Hace unos días escuché esta frase: “el que ama en verdad, busca hacer feliz al otro”, en consecuencia, no amas si no buscas dar felicidad al otro. Qué simple es todo y qué complejo.

“Amar es cumplir la ley entera”.

Jesús lo resumió en “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”, es como si la palabra amor fuera un conjunto que contiene todo el resto. Empecemos a completar ese conjunto con nuestros prójimos de metros y centímetros.

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