No es culpa de las encuestas
Desde el año 2000 el mercado electoral dominicano ha sido estable para que los votantes puedan seleccionar entre los tres partidos mayoritarios que representan por más de 15 años un 95% de los votos. Actualmente, esta nueva modalidad de fusionar al mayor partido opositor sin experiencias anteriores impacta a la sociedad dominicana para someterse, en el umbral de una contienda electoral en 190 días, a un difícil escenario que no permite pronosticar el comportamiento de los electores en las urnas.
En las elecciones del 2010. el peso electoral del Partido de la Liberación Dominicana fue de un 41%, sin embargo, controla el 97% del Congreso Nacional, las Altas Cortes y el Poder Ejecutivo, además, con un ejercicio de dominio absoluto permitiéndole modifi car la Constitución de la República para impulsar la reelección, sobre las base de la popularidad del presidente Medina.
Últimamente hay la percepción de que al empezar una oposición política activada, que bien ha capitalizado algunos de los confl ictos internos del partido, el Gobierno ha sido empujado a un área peligrosa de turbulencias sociales y políticas, provocadas a nivel nacional por diferentes insatisfacciones personales, especialmente los escándalos de corrupción que tiene como punta de lanza las irregularidades en la ofi cina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), el ignorado reclamo en el Presupuesto Nacional del 5% para la salud, así como el manejo a medias tintas de las relaciones con Haití. Todo cuanto antecede generan como consecuencia, en diferentes sectores de la sociedad civil, pedir a vivas voces un cambio de gobierno, reflejando que lo sentido por la población en un determinado momento, que arrojaba un índice de popularidad tan alta a favor del candidato Danilo Medina en el ejercicio de su administración, no son iguales en la actualidad.
Sería bueno destacar que nuestra sociedad ha vivido por muchos años engaños con excesiva incredulidad, poniendo al ser humano que no encuentra punto de donde apoyarse en sus opiniones. No olvidemos que los candidatos y precandidatos, estén arriba y otros abajo, no es por culpa de la encuestas.