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Dilma al filo del desgaste y la conspiración

(4) El asedio no cesa, y los escándalos de Petrobrás alcanzaron su clímax de ebullición. Lula y la presidente se convirtieron en blancos de los ataques; llegaron donde querían desde el principio. El peso del líder del PT es preocupante para los sectores conservadores de la región que ven en él a una figura influyente a nivel continental; calculan que destruyendo su imagen sepultan su impronta, sus inocultables aportes al progreso de Brasil y lo eliminarían como referente de éxito en un esquema de izquierda que reparte el ingreso con mayor equidad, cuestión que irrita a las oligarquías que perdieron el control del pastel que se engullían a solas.

El juicio político para la destitución del Dilma cobró fuerza, porque si ella cae, según piensan, provocaría el efecto dominó inverso al creado tras el ascenso al poder de Hugo Chávez. Revertir los procesos de liberación nacional en América Latina es el plan, pues siendo Brasil la economía más fuerte de la región, que representa el 56 por ciento del PIB del resto, y cerca de la mitad de su población, el impacto de la salida del PT por la vía no electoral, iría más allá de lo que ocurrió con Fernando Lugo, cuyos efectos no desbordaron las fronteras del Paraguay.

Dilma deberá, junto al liderazgo del PT y sus aliados, seguir dando batalla a sus adversarios políticos para que el proceso de democratización del Brasil no sea quebrado por los sectores que, frustrados por sus sucesivas derrotas electorales, pretenden abortar el producto de la voluntad popular, pero también deberá hacerle frente a los desafíos de una economía global que sigue influyendo de forma negativa en las economías latinoamericanas. Las acechanzas son reales como nos dice el periódico mexicano El Economista en un trabajo de la redacción publicado el 23 de octubre de 2015 que tituló “Termina época de los commodities; precios de materia prima deprimen finanzas de AL” del que reproduzco a continuación un fragmento: “Como un importante productor de minerales ferrosos y metales no ferrosos, Brasil sufrió en 2014 los efectos de la caída global en el precio de los commodities.

Las compañías medianas y grandes vieron sus operaciones afectadas, con paralización de proyectos, despidos, reducción de los márgenes y ajustes internos para reducir costos”.

A pasar de las cuestiones de orden externo que han paleado la economía de Brasil durante la administración de Dilma, el balance, de los gobiernos del PT, es elevadamente positivo, pues 19 millones de personas encontraron empleo, más de 40 millones, como hemos dicho antes, salieron de la pobreza; hay que tomar en cuenta que de éstos, 20 millones vivían por debajo de los niveles de pobreza o en pobreza extrema. Estos números son verdaderamente impresionantes si tomamos en cuenta que la población brasileña es de 200 millones de persona y que esto se alcanzó en poco más de dos décadas.

En 2014, durante la administración de la gobernante la FAO, retiró a Brasil del mapa mundial del hambre, ya que durante las administraciones petistas el país redujo en 82 por ciento la población que en 2003 vivía en situación de sub alimentación.

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