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ORLANDO DICE...

Intromisión del embajador de Estados Unidos en el debate

MÁS WILILEAKS.- El discurso del embajador norteamericano fue una mezcla mal hecha de los informes que periódicamente preparan sus agencias con los chismes wikiLeaks que hicieron de Julian Assange un encanto. Nada nuevo, o que ya no se supiera, o que el propio representante de Estados Unidos no hubiera tratado antes. Aunque si merece destacarse que justificó su intromisión en los asuntos nacionales, y si realmente no convenció en ese punto, vale reconocer que se puso a la defensiva. Lo suyo es a la clara. Vino a promover una agenda y la está imponiendo con la ayuda abierta y declarada de sus amanuenses domésticos. Habla de corrupción, okay, de nacionalidad, okay, pero con esa misma licencia, y con alevosía, hace que el presidente de la Junta Central Electoral abandone sus obligaciones inmediatas y lo reciba. Una presión a todas luces indebida, pero sobre todo imperialista. Incluso, lo que nunca se había hecho, y no hay que recordar que las influencias norteamericanas en este país llevan siglos. Dicen las reseñas digitales de ayer tarde, que ni James Brewster ni Alberto Navarro ni Roberto Rosario hablaron con la prensa al terminar el encuentro de dos horas...

LA FILTRACIÓN.- La solicitud de cita del embajador Brewster al presidente Rosario fue hecha por la encargada de la sección política, y cuando todavía el funcionario electoral no la había ponderado ni chequeado su agenda, en más de un medio de prensa se dio cuenta de dificultades entre la representación norteamericana y el organismo dominicano. Cosa entre dos ¿cómo la supo un tercero, o un cuarto, o un quinto? No hay que ser un genio para advertir que se quería conseguir por la mala, lo que podría atrasarse por la buena. Por eso es importante conocer las intimidades de esa conversación de dos horas, pues se hace cuesta arriba que los dos diplomáticos, EU-UE, fueran a plantear la posibilidad de que grupos terroristas del Estado Islámico pudieran atentar contra las elecciones del 2016. Si Brewster no habla, ni tampoco Navarro, y por igual Rosario, los periódicos quedan libres para las conjeturas y las redes con todo el derecho de echar a correr versiones. Si la verdad no camina, la mentira avanza, aunque sea cojeando...

LO LLEVÓ.-.- Que se sepa, Navarro, embajador de la Unión Europea, no había pedido cita, y sin embargo, estuvo en el encuentro de Brewster, su colega de Estados Unidos, con Rosario, presidente de la JCE. Obsérvese la confianza con que se maneja el representante norteamericano. En un ámbito regido por el protocolo, como es la diplomacia, en que ningún representante de país, gobierno u organismo hace acto de presencia sin previo aviso, Brewster se toma la libertad de ir acompañado de Navarro, sin participárselo al anfitrión. O sea, que anda como dicen de Pedro por su casa: disponiendo a su antojo. Si se tiene buena memoria, en la crisis electoral del 1978, cuando se paró el conteo de los votos por orden de los jefes militares, el embajador norteamericano de entonces se apersonó a la residencia de Joaquín Balaguer, a la sazón presidente de la República. Cuando Balaguer fue enterado, preguntó que si tenía cita, y al decírsele que no, lo dejó esperando por horas sentado en un banco del patio...

LA TRANSPARENCIA.- Lo que hablaron ambos embajadores de Estados Unidos y Unión Europea con el presidente de la Junta Central Electoral no puede quedarse en la intimidad, como ocurrió con lo tratado entre el representante norteamericano y el Procurador General de la República. Si a James Brewster le gusta la transparencia, y quiere transparencia, que empiece por sí mismo. Como dice el refrán, la caridad entra por casa. Y una reunión a puerta cerrada entre dos extranjeros y un dominicano se presta a todo tipo de invento, y son peligrosos los dos, Estados Unidos y Unión Europea, pero cuando los norteamericanos necesitan de los europeos, la situación o es grande o es grave. Además, en los mentideros políticos calientan al embajador Brewster, y dicen dos cosas. La primera, que favorece el cambio, y esa apreciación la sustentan en una visita que hiciera al candidato de oposición Luis Abinader y un almuerzo posterior, con sus respectivas esposas. Esto es, en plan familiar. La segunda, que las dificultades para mantener íntegra la alianza oficialista, en lo que tiene que ver con los reformistas, en cierto aliento dado bajo cuerda por los norteamericanos...

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