Santo Domingo 21°C/21°C clear sky

Suscribete

Economía y democracia en riesgo

Avatar del Listín Diario
Daris Javier CuevasSanto Domingo

El economista austriaco Joseph Schumpeter es reconocido en las doctrinas económicas como uno de los pensadores más destacados e influyentes en las tres primeras décadas del siglo XX, el cual sostenía que la empresa y el empresario eran el motor de desarrollo económico, ya que poseían la capacidad para asumir el riesgo y realizar la innovación empresarial, al tiempo que la figura de la empresa se convertía en el núcleo productor de bienes y servicios, siendo éstas unas de las principales aportaciones de sus sesudas reflexiones sobre la economía. En tal sentido sostenía que la innovación es necesaria para romper con la economía estática y cómo el propio desarrollo empresarial establece las bases del crecimiento económico.

Pero ese enfoque de Schumpeter solo era posible concebirse bajo la existencia de un esquema de una democracia sólida, institucionalizada y sostenida, razón por la cual definía a esta como “el instrumento institucional para llegar a decisiones políticas, en virtud del cual cada individuo logra el poder de decidir mediante una competencia que tiene por objeto el voto popular”.

Como se observa, este axioma coloca su epicentro, por un lado, en el carácter central de la competencia, por el otro lado, en los elementos esenciales que debe existir en un régimen democrático, que es, la existencia de una oposición, la existencia de minorías y el papel clave del voto popular.

Pero resulta que en ese contexto la decadencia del propio sistema democrático se sostiene en los cambios de mentalidad por el rompimiento de la estabilidad inducida por los ciclos económicos. No obstante, Schumpeter sustentaba que el sistema económico capitalista viabiliza más que ningún otro régimen político el desarrollo de la democracia por tratarse de sociedades abiertas donde la libertad individual es también condición fundamental para el sistema económico, aunque entendía, que el método democrático, por sí solo, no garantiza mayor libertad individual.

Tal enfoque encuentra mayor fundamento si se razona que en el crepúsculo de la política, los partidos políticos proporcionan una oferta política, de competición entre ellos, y los electores eligen a quienes deben decidir, esto así, porque el sistema político democrático es el único que institucionaliza la oportunidad que tienen los ciudadanos de realizar su libertad, la cual, desde luego, está inserta dentro del estado de derecho.

Al respecto, es en la competencia por el despotismo donde Schumpeter establece una relación con las dificultades similares que se dan en el ámbito de lo económico, propio de las sociedades que instauran su economía en base al funcionamiento del mercado.

Las instituciones políticas son, en su sentido más básico, las reglas que rigen el juego político y sus interacciones con otros sistemas, como el social o el económico.

En tal sentido, un sistema será más gobernable en la medida en que posea mayor capacidad de adaptación y mayor flexibilidad institucional respecto de los cambios de su entorno nacional e internacional, económico, social y político, Pero a su vez, el sistema debe ser capaz de cambiar adaptándose a los desafíos que provienen del ambiente, puesto que sólo una continua adaptación a la realidad siempre cambiante permite a un sistema a mantenerse.

Los economistas saben muy bien que la teoría económica desarrolla un conjunto de leyes y modelos que explican la realidad, de tal modo que a partir de ellos se pueden hacer predicciones de lo que puede ocurrir si se mantienen las condiciones iniciales, los cuales proporciona un esquema de la forma como funciona un sistema económico, es decir, las causas y efectos.

Pues mediante la política económica se da uso de los conocimientos de la teoría económica para diseñar un conjunto de normas para transformar la realidad.

Llegado a este punto, entonces, se puede inferir que en la medida en que la economía alcanza mayor estabilidad y sostenibilidad, en esa misma medida la democracia logra mayor afianzamiento, por lo que la ejecución de la política económica se convierte en el puente vinculante entre la economía y la democracia, las cuales han de transitar de una manera indisoluble ya que la democracia como sistema político tiene relación con la titularidad del poder y el ejercicio del poder, y éste logra mayor profundidad si se goza de una economía de crecimiento sostenible e incluyente.

La situación de perturbación económica y política que se vive en el mundo nos conduce a la deprimente conclusión de que estamos frente a fuertes riesgos políticos y económicos que inciden en el bienestar colectivo en el futuro inmediato, por lo que le asiste la razón al brillante académico y politólogo italiano Giovanni Sartori cuando advierte que “sin el marco político democrático no puede haber ni democracia social ni democracia económica”. Pero es que el mundo se ha vuelto un gran desorden, con grandes conflictos, anarquía y terrorismo que han complicado, perturbado y amenazado a la humanidad.

EL AUTOR ES ECONOMISTA

Tags relacionados