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EL BULEVAR DE LA VIDA

Premios “Dominicanos” en Medellín

Argentinos “intercambios de disparos” Mientras asistía al Festival de los Premios García Márquez de Periodismo, que cada año se celebra en la ciudad de Medellín organizado por la FNPI con el patrocinio del grupo empresarial SURA y Bancolombia, llamó mi atención que entre los trabajos galardonados hubiesen dos temas “dominicanos”. Son trabajos que al ver la luz, fueron y son escándalos en sus respectivos países. Por ejemplo, el premio en la categoría de Texto fue otorgado al periodista argentino Javier Sinay por su trabajo “Rápido, furioso, muerto”, y en él se cuenta la historia de un adolescente asesinado por un oficial de policía fuera de servicio al intentar robarle una motocicleta, en lo que en nuestro país es un hecho cotidiano y que todos conocemos como “muerte por intercambio de disparos”. Efectivamente, en Dominicana, miles de presuntos delincuentes han sido asesinados por patrullas de la Policía durante la última década, lo que no conmueve a nadie, y ya ni es noticia de primera plana. Lo peor es que con esos asesinatos policiales, la violencia y la delincuencia no han hecho sino aumentar en los últimos años, y en el caso de la Capital, “bajar a lo claro”, al “polígono central”. Como ven, el mismo hecho que a una sociedad indigna, otra sociedad puede incluso justificarlo.

“La Casa Blanca de Peña Nieto” El otro trabajo “dominicano” premiado fue la investigación realizada por los mexicanos Rafael Cabrera, Daniel Lizárraga, Sebastián Barragán, Irving Huerta y Carmen Aristegui, donde se demuestra que el presidente de México [Enrique Peña Nieto] y su familia poseen una lujosa casa financiada por un contratista que había sido beneficiado por el Presidente desde su época de Gobernador. O sea, que en México es noticia y causa indignación que un contratista del Estado beneficiado por un presidente o ministro, “agradezca” el favor financiándole una casa de ensueño para disfrute y herencia de su familia. El reportaje muestra a los mexicanos una gran casa regalo de un contratista agradecido a un Presidente y su familia, pero a los dominicanos nos muestra más, porque nos demuestra lo mal que andamos institucionalmente, ante el grave problema que para una sociedad representa la aceptación social de la corrupción, la democratización generalizada de ésta. Hablo de una corrupción que para buena parte de los votantes no es agravio sino fortuna, una fiesta cuyo único defecto es que no le inviten a uno, triste realidad que nos conduce hasta la frase lapidaria de don Pepín Corripio: “El gran problema de la corrupción, no son los muchos que son sino los demasiados que quieren ser”.

La urgente rentabilidad Por otra parte, de los talleres y conversatorios realizados en el marco del Festival, entre otras, sacamos una conclusión fundamental: más que el periodismo en sí, lo que está en crisis en todo el mundo es su modelo de negocios. Hablo de que el desafío primero del periodismo -además del asunto de la credibilidad que un periodista debe defender con su vida- no es otro que la urgente necesidad de hacer rentables los negocios periodísticos para que puedan estos servir a sus comunidades de lectores, oyentes, televidentes, evitando lo que en la actualidad ocurre en muchos países iberoamericanos, incluido el nuestro, donde el negocio periodístico (diarios/radio/televisión) ha convertido a periodistas en una especie de “perro guardián”, “guachimán con laptop” del propietario del medio donde realiza su trabajo, con la encomienda de protegerlo/blindarlo ante posibles ataques y campañas de difamación de sus adversarios empresariales: “Si me das te doy, y tengo con qué golpearte”. El periodismo tiene ante sí el desafío de crear un modelo de negocios rentable, y superar la tentación de convertirse en un burdo “guachimán” con libreta, cámara o micrófono. Con su permiso.

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