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Las enseñanzas olvidadas de Bosch

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En medio de la situación global que vive la humanidad que pudiera traducirse en la sumatoria de las situaciones particulares de un conglomerado de naciones, donde la inmoralidad y el mal de la corrupción penetra a los gobiernos, partidos políticos y consecuentemente en la tranquilidad que demandan los pueblos, desde las filas de nuestro Movimiento Izquierda Unida se hace necesario propiciar una reflexión individual y colectiva, que permita la reiteración de nuestras posiciones de principios y llamar la atención sobre la pérdida de los valores éticos y morales que deben caracterizar a los seres humanos, especialmente a la clase política, representante de los pueblos.

Nuestro país, como parte de las naciones de América Latina, y del continente, no escapa a los escándalos que viene originando tal situación, mayormente por inconductas de personas que se escudan en entidades partidarias para desde allí ocultar sus travesuras y apetencias personales y grupales.

Estas actitudes están incidiendo negativamente en el sistema de partidos políticos; y en el marco del proceso electoral venidero las acelera el afán desmedido por acumular riquezas y espacios en el tren del Estado, principalmente, lo que constituye un modo de deslegitimar alianzas políticas en desmedro de la costosa democracia que vive la República Dominicana.

El escenario de la unidad no debemos convertirlo en un detergente de personas u organizaciones curtidas en los antivalores y las inconductas. Son escenarios del pueblo y para el pueblo, que deben ser construidos en base a una plataforma política y un programa de nación, sustentado en posiciones de principios, donde sólo pueden caber las organizaciones comprometidas verdaderamente con esa base de sustentación.

Desde el MIU siempre hemos propugnado por la unidad amplia, diversa y plural, y la practicamos dentro de posiciones claras, de principio y respeto mutuo con nuestros aliados; desde estas posiciones, hacemos una advertencia responsable acerca de la gravedad del deterioro moral, de la degradación de los principios ideológicos y de la erosión de la trayectoria histórica de importantes partidos, el descrédito de dirigentes políticos hasta con procesos judiciales, que procuran solaparse en las alianzas políticas y que el partido de gobierno, el PLD, que tampoco escapa a estos entuertos, les albergue hasta la eternidad.

Con esta advertencia y el llamado a la reflexión, sólo nos mueve el interés de legitimar nuestras alianzas políticas, las que hemos honrado y seguiremos honrando en la medida en que nos unan posiciones de principios, basadas en la moral. Y, la preocupación porque el pueblo pueda seguir creyendo y confiando en una clase política y un gobierno que le represente verdaderamente.

No hay ningún motivo justificable que nos pueda hacer callar ante lo que sucede, a plena luz del día y ante los ojos de la sociedad consternada. Los partidos políticos ni las alianzas no son para reciclar las honras dudosas de funcionarios acusados de flagrantes actos de malversación de los caudales públicos; los acompañamientos políticos no son posibles si no están avalados por principios éticos escrupulosamente compartidos. El momento no admite medias tintas, ni debilidades, sino decisión y acción firmes.

Ante esta delicada situación, que requiere de un profundo proceso nacional de regeneración y depuración política de entidades partidistas y gubernamentales, se impone volver al profesor Juan Bosch, mentor político y referente ético y moral de varias generaciones de dominicanos y dominicanas, cuyas enseñanzas y ejemplo son los grandes ausentes en el escenario político nacional. Y no por casualidad, ni porque hayan perdido vigencia, sino todo lo contrario.

A Bosch se le oculta porque se le teme, y ante la majestad de una vida y una obra sin tachas, se apela a la calumnia, a la desinformación y al olvido. Se lo quieren escamotear al pueblo, para que no tenga paradigmas, ni referentes éticos, ni sienta indignación ante la orfandad moral de tantos que se enrumban sin medidas propagando luces en medio de la oscuridad.

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