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VIVENCIAS

El arte de la hipocresía

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Juan F. Puello HerreraSanto Domingo

El 14 de octubre siempre es un día especial para Josías Pedaías. Pero esto nada tiene que ver con ese “arte” que es la hipocresía. Más bien, son las lecturas correspondientes a un día tan significativo que motiva recrear la vivencia que presento. El apóstol Pablo en la carta a los Gálatas (5, 1-6) da la pauta para vivir según el Espíritu y en libertad.

Quien se deja guiar por el Espíritu no estará bajo el dominio de la ley, que se resume en actuar con criterios propios y no los de Dios. Entre esos criterios se encuentra la hipocresía, que es doblez, equivale a aparentar lo que no se siente. En fin ser lo que no es, procurando confundir al otro, para que crea en lo que se presenta bajo una apariencia engañosa. Dice Víctor Hugo que el “hipócrita es un hermafrodita del mal”. El que vive por el Espíritu debe marchar tras el Espíritu dice el apóstol Pablo.

El salmo 118 da una buena razón para evitar la doble cara que presenta el hipócrita: “No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos”. Jesús, asocia los hipócritas con los fariseos, que “limpian por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosan de robos y maldades”. (Lucas 11, 37-41). De modo que ese arte que forma parte del proyecto de vida del hipócrita, se convierte con el tiempo en una carga tan pesada para él, que le impide mostrar la parte buena que está en su interior, produciéndole una angustia tal, que ya no hay nada que pueda evitar su entrada al mundo de la falsedad.

La libertad a la que hemos sido llamados por la fe en Cristo, tiene que ver con las exigencias que brotan desde dentro, de tal manera, que siendo libres, podamos en “todo momento por amor regular a nuestra libertad”.

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