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EEUU: sin Cuba no hay Latinoamérica

Con el presidente Chávez, como ficha de vanguardia, se inicia el efecto dominó que alcanzó casi toda la geografía latinoamericana, con las excepciones de Colombia, Panamá México y Guatemala, porque Costa Rica, bajo el liderazgo de Oscar Arias y Liberación Nacional, a pesar de la cercanía tradicional con EE.UU, decidió establecer relaciones con China, competidor, por la hegemonía mundial, con el poder del norte de nuestra América. Honduras y Paraguay fueron frenados por golpes de Estado de formas y estilos distintos, y en Perú, Ollanta Humala, que alcanzó el poder con las fuerzas de izquierda, abandonó el carril seducido por los conservadores.

Sobre el nuevo tablero Latinoamérica comienza a definir su propia agenda. Este escenario hizo posible que el 17 de diciembre de 2008, el presidente de Brasil, Lula da Silva, convocara en Salvador de Bahía, la “Cumbre de América Latina y El Caribe sobre Integración y Desarrollo”, CALC, convocada sin la participación de EE.UU, Canadá y Europa, para abordar los temas: Crisis Alimentaria, Crisis Financiera, Crisis Energética y Cambio Climático.

Este evento se convirtió en la antesala de lo que sería la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, una respuesta a la OEA, instrumento creado por los EE.UU para legitimar sus acciones interventoras en la región, las que se expresaron en derrocamientos de presidentes, intervenciones militares y la creación de instituciones como las Escuelas de Las Américas, con sede en Panamá, que sirvió para entrenar a golpistas, torturadores y terroristas.

El nuevo teatro latinoamericano no solo sirvió para sepultar el ALCA y crear la CELAC, sino para darle un giro diferente al acercamiento entre los países del Sur que procuraban la facilitación de comercio a través del MERCOSUR, acción que se expresó en la creación de la UNASUR, esquema que procura la integración política de los pueblos de la subregión.

No puede dudarse de que la mayoría de los partidos progresistas que están en el poder en América Latina, han tenido como referente a la Revolución Cubana y que los líderes de estas formaciones construyeron un liderazgo bajo la orientación directa o indirecta de Fidel Castro, por lo que en la creación de estos organismos necesariamente hubo de estar la orientación del líder revolucionario. Esa fue la razón que llevó al fracaso a la VI Cumbre de las Américas en la que no se redactó un documento final porque EE.UU y Canadá se negaron a abordar los temas “Bloqueo contra Cuba y “Malvinas”.

Tras finalizar aquella cumbre, los líderes latinoamericanos advirtieron a EE.UU y Canadá que no habría otra edición del encuentro sin la presencia de Cuba. ¡Dicho y hecho! En la VII no solo estuvo el más grande país de Las Antillas, sino que allí se anunció el reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la isla y el coloso del norte, porque la administración del presidente Obama entendió que en medio del reordenamiento global, Latinoamérica se consolida como bloque y no pretende dejar fuera a ninguno de sus hermanos, y menos a Cuba, referente de lo que se construye ahora; por ello Cuba es la puerta para llegar al resto como lo admitió el mandatario estadounidense en la ONU.

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