Mártir de la corrupción se inmoló desesperado

No es peregrino afirmar que el arquitecto David Rodríguez es un mártir de la corrupción.

Su inmolación acapara las conversaciones en RD.

Pero prepárese a contemplar una ofensiva para “diluir” el tema. Si el caso sigue candente, los laboratorios oficialistas generadores y manipuladores de opinión pública inventarán trucos y pantallas de distracción para proteger al gobierno de Danilo Medina del aluvión de críticas a la corrupción que cae sobre su techo en las horas que corren.

Mientras tanto, los comentarios actuales confluyen en que, bajo una desesperante angustia consecuencia de un cúmulo de deudas, el arquitecto David Rodríguez se disparó un balazo en la boca en el sanitario de OISOE, frente al Palacio Nacional.

La decisión fue inducida por la situación creada por un entramado mafioso que hizo desesperar a Rodríguez, mientras construía una escuela en la provincia Monte Plata.

Lo expresado es “vox populi”, siendo nervio de las informaciones y archivos de los medios de comunicación, que simultáneamente se hacen eco de un despliegue de afanes de ministros y funcionarios oficialistas orientado a contrarrestar lo que entraña para el gobierno los motivos del suicidio del profesional en una oficina pública.

Inmediatamente ocurrió el desenlace trágico, se publicitó la rueda de prensa de varios ministros y funcionarios con un rosario de lavado temático que pretendía desviar la atención pública, fracasando en el intento.

Aún temen difundir especies pro oficialistas que desmientan las abrumadoras presiones que sufría el arquitecto Rodríguez vísperas de su muerte.

Aún no aclaran un “pago pos morten” al ya fallecido David Rodríguez, lo que es una burla grosera.

El gobierno no se atreve a negar el funcionamiento de una maraña tramposa que acogota a los contratistas de obras estatales en distintos ministerios. No sorprenderían versiones bajo el tupé de atribuir a “sectores interesados” el chorro de declaraciones sobre ese drama de los constructores que caen bajo el chantaje y el maletín usurero.

Aunque hay precedentes de más de un abatido víctima de la corrupción en las gestiones del PLD y en anteriores, ante la muerte del arquitecto Rodríguez el gobierno y sus funcionarios no pueden lavarse las manos.

Su deceso lo tipifica como mártir de la corrupción.