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FUERA DE CÁMARA

Orión y Balaguer en 1971

Recuerdo las andanzas juveniles de Orión Mejía en la izquierda de los años setenta, la fundación de la escuelita Salomé Ureña en Capotillo y los enormes riesgos que asumió en la época en que la “Policía Secreta” vandalizó los barrios pobres de la capital.

Yo era reportero del vespertino Última Hora, que salió en esa época como hijo chiquito del Listín para competir con El Nacional, y cubría la crónica rojaÖ una crónica tan roja que los crímenes políticos teñían las páginas de esos dos “caribitos”, como todavía le dice El Roedor.

A Orión lo conocí siendo un imberbe en los grupos izquierdistas, afanando en la promoción de los clubes, trabajando en la organización social, la forma ideal de enmascarar la sedición de la izquierda, y luego en el Partido de la Liberación Dominicana desde que lo fundó Juan Bosch en 1973.

Lo recuerdo junto al grupo de sus compañeros impartiendo clases en medio de la calle porque en el barrio Capotillo no había escuela, y el “club deportivo” Salomé Ureña --más adelante explico las comillas--, convocó una tarde a la prensa para denunciar “la indolencia” del gobierno de Balaguer.

A esa convocatoria acudimos los periodistas Pedro Naranjo, por Noti-Tiempo, de Radio Comercial; Nelson Sánchez, por Radio Continental; Alipio Cocco Cabrera, por El Nacional, y yo. Ese día los conocí a los tres y nació entre nosotros una gran amistad. Pedro y Nelson ya se fueron.

... Tambaleó a Doña Tatá Altagracia Bautista de Suárez era secretaria de Educación, y apenas horas después de ser publicada la noticia en El Nacional y Última Hora y ser radiada por Comercial y Continental, la oficina de Prensa de la Presidencia dio unas declaraciones diciendo que el gobierno corregiría esa situación.

Eduardo Comarazamy, subdirector de Prensa del gobierno, llamó a Goyito García Castro para decirle que Balaguer estaba muy enojado por la situación del barrio CapotilloÖ Días después dio una injusta reprimenda a doña Tatá. ¿Qué culpa tenía ella?

En ese escenario fue que Balaguer llamó a los muchachos de Capotillo --entre ellos a Orión--, para decirles que había dispuesto trasladar la escuela Salomé Ureña a un local adecuado para que los niños recibieran “el pan de la enseñanza” como Dios manda.

Ahora me entero que esa decisión jamás se cumplió y que el gobierno sólo les entregó diez mil pesos con los que el club adquirió una humilde vivienda para instalarseÖ

ÖHace unos días el presidente Medina inauguró esa escuela, con 45 años de retraso.

... Las comillas aquellas Después de la Revolución y la Guerra Patria de 1965, comenzaron a surgir en los barrios y los pueblos del país los “clubes deportivos y culturales”, una expresión política de la juventud ante la represión impiadosa del gobierno de los 12 años de Balaguer.

Esos clubes enmascaraban la riesgosa labor política de la juventud que soñaba con la utópica “guerra libertaria”, y permitía que los muchachos se reunieran en las rudimentarias canchas de las esquinas o en casa de algún dirigente.

Es por eso que en los inicios de los años setenta el grupo parapolicial La Banda infiltró esos clubesÖ Y en algunos casos asesinó selectivamente a muchos de sus dirigentesÖ

Orión es un sobreviviente si se recuerda a los cinco jóvenes del Club Héctor J. Díaz y otros muchos asesinados de forma viciosa.

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