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Los lobos tras el botín

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Daris Javier CuevasSanto Domingo

El economista David S. Landes fue un brillante y respetable profesor de historia económica de Harvard University, siendo un gran estudioso del periodo de la revolución industrial y sus efectos en Europa, el cual le permitió proyectar siempre el rumbo de la economía mundial, reflexiones que plasmó en su obra “la riqueza y la pobreza de las naciones”, una especie de parafrasear a obra cumbre de Adam Smith, la riqueza de las naciones. En la misma analizó la situación de las economías de América Latina y el Caribe, al tratar los temas de “las islas Agridulces” y “De los descubrimientos al imperio”, donde hace una explicación contundente sobre las causas que por siglos han provocado la pobreza de la región, así como unas elites e imperios han generado grandes riquezas.

En efecto, para Landes el descubrimiento de América, encabezada por Cristóbal Colon, representó la presencia de la crueldad de los nativos y el saqueo del Oro existente, lo que se interpreta como el surgimiento de los primeros lobos que sustrajeron la riqueza de la zona. Un segundo momento está dado por la presencia de los bucaneros y filibusteros, a partir de 1629, a quienes se le denominaron “bandoleros del mar”, ya que asediaban todas las embarcaciones, sus puertos y ciudades, un tercer momento son los enfrentamientos de los imperios por dominar el Caribe sobre la base de la presencia de la esclavitud y los conflictos de guerra militares.

Las conclusiones que al respecto hace Landes la sustenta y profundiza sobre la obra del profesor Juan Bosch “De Cristóbal Colon a Fidel Castro: El Caribe la frontera imperial”. Es por tal razón que considera a Juan Bosch como “el más sagaz y profundo de todos los que han analizado esta problemática en el Caribe”. A mi modo de ver las cosas, esta obra es el mejor referente de Landes para poder entender e interpretar la realidad de América Latina y el Caribe, porque de otra manera era imposible desmitificarla.

Por su lado, en su obra, ya Bosch hacia la advertencia de que “El Caribe está entre los lugares de la tierra que han sido destinados por su posición geográfica y su naturaleza privilegiada para ser fronteras de dos o más imperios. Ese destino lo ha hecho objeto de la codicia de los poderes más grandes de Occidente y teatro de la violencia desatada entre ellos”. Es así como luego enfatiza de que “La historia del Caribe es la historia de las luchas de los imperios contra los pueblos de la región para arrebatarles sus ricas tierras; es también la historia de las luchas de los imperios, unos contra otros, para arrebatarse porciones de lo que cada uno de ellos había conquistado”.

Y Por eso “si no se estudia la historia del Caribe a partir de este criterio no será fácil comprender porque ese mar americano ha tenido y tiene tanta importancia en el juego de la política mundial”. Las explicaciones de Bosch son la base sustantiva por la cual he arribado que en América Latina y el Caribe los lobos han estado tras el botín de la región siempre y que en una alta proporción explica la pobreza ancestral aun existente.

Para el profesor Landes a los acontecimientos y hechos señalados se le agrega las intervenciones norteamericana ocurridas a finales del siglo XIX e inicio del XX, en particular resaltan la ocupación de Cuba (1898-1902), la ruta de tránsito a través de Panamá (1903), Nicaragua (1912-1932), Rep. Dominicana (1916-1924) y Haití (1915-1934). Con estas acciones, lo que ocurrió fue responder a las crisis, y se aseguraron trabajo barato, buenas oportunidades comerciales, materias primas abundantes y alimentos que mitigaron las consecuencias sociales y políticas de las mismas en su interior, pero con un significado diplomático, militar, político y económico. En adición, las multinacionales se han apropiado de las minerías y el impulso del Estado-botín regional.

Curiosamente los acontecimientos posteriores engendraron dictadores corruptos en toda América latina y el Caribe, lo que vino a constituir la estocada mortal al progreso de estos pueblos ya que estos utilizaron el poder para acumular grandes fortunas que despojó a estos de su riqueza y del salto al progreso digno, destruyeron las economías y la institucionalidad y crearon una arquitectura de poder basada en la represión y la negación a una equidad de la riqueza. He aquí la génesis de la destrucción económica, la educación y el desarrollo, a lo que en tiempos actuales se agregaron la presencia del capital financiero especulativo, el blanqueo de capitales y el tráfico de drogas.

Nadie puede negar que América Latina haya registrado un progreso tangible durante el periodo 1900-2015, incluido el crecimiento económico, sin embargo, ha continuado la desigualdad de la riqueza, la presencia de tensiones e inestabilidad política y se ha aprendido a negociar, expresado atreves de bloques comerciales regionales. Sin embargo, el proceso de industrialización ha sido lento y dependiente, lo que sugiere que la formulación, y los formuladores, de política económica deben cambiar de manera radical en el devenir inmediato ya que esta ha oscila como un péndulo entre dos extremos, es decir, que va y viene, entre el mercado y la intervención. Y así las cosas no funcionan en este siglo XXI.

El autor es economista

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