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FUNDACIÓN SALESIANA DON BOSCO

Dar oportunidad y no retirarse

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Juan Linares, SdbSanto Domingo

Todas las personas somos seres para nosotros mismos y para los demás.

Dios nos ha regalado a cada uno los dones necesarios para que nuestra vida se realice y llegue a su plenitud y para que, poniendo estos dones al servicio de los demás, construyamos una humanidad de bienestar y felicidad para todos.

La suma de riqueza que tenemos los seres humanos es muy grande, es la mayor riqueza que existe sobre la Tierra. Lo que importa es que la podamos disfrutar a nivel personal y que, al mismo tiempo, la pongamos al servicio de los demás.

Con el devenir de nuestra vida, construimos nuestra historia, y esto lo hacemos al ir desarrollando nuestras capacidades e ir construyendo nuestro propio camino. La vida de cada uno, con toda su riqueza, es el mejor aporte que hacemos a la humanidad.

Y mientras viva una persona hay en ella una grande y hermosa riqueza.

Desde este punto de vista, debemos afi rmar que es muy importante que la sociedad nos dé la posibilidad, a todo ser humano, de desarrollar y acrecentar nuestros dones. La mayor injusticia que podemos hacer, es no dar a los demás la posibilidad de desarrollar las cualidades que la misma vida le ha regalado. Alcanzar esta meta, es el principal cultivo que, en la humanidad, debemos realizar y cuidar con mayor esmero.

Pensemos cuánta gente se habrá quedado sin llegar a ser y a desarrollar lo que tenía en potencia su propio ser, músicos, deportistas, intelectuales, artistas, gobernantes, sacerdotes, educadores, artesanos… Todo por no haber tenido la oportunidad.

De la misma manera afi rmamos que nadie debe retirarse, pues no se puede, ni retener su vida, privándonos de la riqueza que es, ni dejar de ofrecer nuestra riqueza a los demás.

Lo importante es saber cambiar el rol de la vida, pero nunca de retirarse. Se trata de sumar para no desperdiciar tantos dones.

Un catedrático de universidad, cuando deja la cátedra, se convierte en un referente de quien le sucede; unos padres de familia cuyos hijos son mayores, se convierten en unos abuelos formidables, un creador de un nuevo sistema, cuando ya es mayor, se convierte en el referente para no perder la riqueza que tiene esa historia, una persona mayor invalida o enferma tiene la riqueza de su oración y de su testimonio. Y así sucesivamente.

Nadie sobra mientras tiene vida, lo importante es colocar a cada persona en el nuevo rol que debe desempeñar y que los demás, primero, respetemos y, segundo, les demos la oportunidad de ejercer ese papel propio del momento de su vida.

Estoy seguro que Dios, el Creador del Universo, que ha hecho un mundo de maravillosa armonía con toda la naturaleza, en su ser predilecto, que es el ser humano, lo ha creado y recreado en la más equilibrada armonía, repartiendo las calidades y talentos en las personas, para que cada uno nos sintamos realizados y para que la humanidad tenga todos los servicios que necesita, disfrutando de los dones de los demás.

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