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DE LA MISMA TINTA

¿Existe el estrés?

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Franz B. Comarazamy F.Santo Domingo

El científico español Santiago Ramón y Cajal dijo: “Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”.

Con frecuencia escuchamos de boca de nuestros compañeros de trabajo, amigos y familiares, incluso nosotros mismos hemos emitido alguna vez, la queja de sentirnos estresados. Esta condición se ha tornado en una epidemia, no solo en nuestro país, sino a nivel mundial.

Lo cierto es que, al expandirse a tal grado, son muchas las consideraciones que han salido a la luz, y que han replanteado la forma de entender y asumir los síntomas que padecemos al atravesar esos momentos en que los nervios y la ansiedad toman el control de nuestro organismo.

La vida, en todas sus vertientes, no es más que una serie de situaciones y escenarios concatenados (factores externos), que van a afectar a los individuos de distintas maneras, dependiendo de la forma en que cada uno entienda y asuma la realidad (factores internos). De manera que el estrés, visto a grandes rasgos, no es más que el estado generado por la interacción entre las necesidades del medio en que se desenvuelve una persona y la manera de interpretarlas para su confrontación.

Más interesante que reconocer la existencia del distrés --universalmente aceptado como dañino--, y el eustrés o estrés positivo, que funciona como elemento dinámico en nuestras acciones, es convalidar que la lista de signos y síntomas evidentes en nuestro cuerpo como una respuesta somática de tensión, no es más que la defensa de nuestro organismo preparándose ante un desafío o una inminente demanda de energía.

Vistos desde ésta última correlación, los eventos estresantes que una vez entendimos como nocivos, y que desencadenaban múltiples afecciones en términos fisiológicos, psicológicos y cognitivos, debemos acogerlos como los acontecimientos que pondrán a prueba nuestra capacidad y el grado de discernimiento y ecuanimidad que poseemos como actores en un momento determinado.

La meditación y la relajación, mantener alta autoestima, pensar y decretar en positivo, y vivir rodeado de familiares y verdaderos amigos, forman parte de esa serie de medidas infalibles capaces de potencializar nuestra respuesta ante un suceso. En conjunto con el nuevo estilo de vida saludable, en cuanto a la sana alimentación y la actividad física se refiere, facilitarán nuestra integración y adaptación en el entorno.

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