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Balaguer y el azar en la historia

A mi viejo amigo, Cristóbal Pérez Siragusa, enamorado de la historia

El doctor Joaquín Balaguer ingresó a la Academia Dominicana de la Historia el 14 de noviembre de 1954. Su discurso de ingreso a esa prestigiosa institución fue publicado en el año 2012, conmemorando la fecha de su natalicio 106, por la Fundación Joaquín Balaguer y el Partido Reformista Social Cristiano. Se trata de una pieza ideológica y política que me ha llamado poderosamente la atención. Su tesis de la casualidad, del azar, del “cisne negro” en los distintos períodos históricos de nuestro país, es interesante. Nos revela a un intelectual convencido de que lo inesperado, lo imprevisto, ha sido una constante en todos los procesos políticos de la República, desde los albores de su independencia en 1844.

En el año 2013 publiqué la obra, “De Trujillo a Fernández Domínguez, el azar como categoría histórica”, donde planteo que el azar ha sido un fenómeno incidente, a veces determinante en los sucesos políticos de la nación. Desconocía el discurso del doctor Balaguer de ingreso a la Academia de la Historia. Nicholas Nassim Taleb, norteamericano-libanés, profesor de la Universidad de Massachusetts, había publicado su interesante obra, “El Cisne Negro”, que es una apología del azar en la historia humana, incluso abordada desde la propia economía y las instancias financieras. Fascinado por la obra de Nassim Taleb, profundicé en las diversas manifestaciones y conceptualizaciones sobre el azar en la historia. Adopté el método empleado por el autor de “El Cisne Negro” para indagar en la historia dominicana. Conocía las deliberaciones del doctor Balaguer, en su obra, “Memorias de un cortesanoÖ”, donde asume la condición de “destinista” y creyente en las fuerzas de la Providencia como elementos catalizadores de los hechos históricos. La teoría del azar como categoría histórica viene yugulada por apreciaciones científicas cuyos límites dejan abierto el campo de la investigación, en espera de hallazgos que expliquen lo inexplicable, la inserción de lo aleatorio como expresión de una determinación histórica. Pierre-Daniel Huet, en su “Tratado Filosófico” sobre la debilidad de la mente humana, contrapone a la causalidad el criterio de que cualquier suceso puede tener una infinidad de causas posibles. Trotsky, el revolucionario ruso, expresó sobre el tema lo siguiente: “hablando en términos generales, lo que ocurre es que el fondo racional de todo proceso histórico se refleja y descompone en una serie de hechos casuales. Utilizando términos biológicos podríamos decir que las leyes racionales de la historia se van realizando a través de una selección natural de casualidades. Sobre esta base se desarrolla la actividad consciente del hombre, que consiste en someter los eventos casuales a una selección artificial”.

Desde otro ángulo, Karl Popper, escribe, “La sociedad abierta y sus enemigos”, donde plantea que la característica central del conocimiento humano es provisional y falible, implicando que la sociedad debe estar abierta a puntos de vistas alternativos. Popper puntualizaba en la impredecibilidad del mundo. El concepto de Hegel es, que el espíritu universal es el fundamento de todos los fenómenos de la sociedad, el espíritu universal es lo primario, es eterno, la idea absoluta, espíritu absoluto y conciencia de Dios. Expone el determinismo histórico en cuanto la historia para él, no es un inventario de sucesos al azar sino un proceso ordenado teleológicamente, la libertad personal naufraga y resulta irrelevante frente al inexorable determinismo impreso a los acontecimientos por la idea.

Para el doctor Balaguer el azar o “el cisne negro” como lo bautizó Nassim Taleb, explica la historia dominicana, pero visualizado como intervención de la “Providencia”. El sentido metafísico del concepto del doctor Balaguer, le imprime a la idea del azar la conducción de lo que Hegel llamaba “el espíritu universal”. Nada se produce finalmente por azar sino por la voluntad divina, determinismo metafísico. El azar es Dios. Por supuesto que el determinismo histórico adquiere otras connotaciones con la aparición del marxismo como método científico.

El doctor Balaguer establece las coordenadas de los sucesos históricos desde una perspectiva aleatoria, pero a diferencia de Nassim Taleb, inhabilita la posibilidad del proceso indagatorio más allá de la percepción divina. De todas maneras llama la atención el manejo de las fechas, las conductas históricas y los desenlaces más imprevistos. Su coincidencia con los rasgos inciertos e imprevisibles, le otorgan a su discurso ante la Academia de la Historia, un material importante para la discusión. Es lamentable que este texto de 1954 no provocara un debate teórico, filosófico y científico. Así pasan desapercibidos aportes para la discusión en el plano intelectual.

Como si a nadie le importara la estructuración del pensamiento, su criticidad, sus dimensiones epistemológicas. Parecería que escasea el accionar crítico, la búsqueda incesante de la verdad provisional de la historia, y que asistimos a una caída libre, de lo que Vargas Llosa llamó “la civilización del espectáculo”. Asido al cuestionamiento y consciente de la caducidad de todas las verdades establecidas como absolutas, valoro el debate como ente edificador, como soltura plena de la inteligencia humana. El discurso del doctor Balaguer ante la Academia de la Historia, es una provocación intelectual de valor e importancia para la disensión y la búsqueda de nuevos espacios de concreción mental.

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