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EL BULEVAR DE LA VIDA

Carla Massiel no está

“Quizás ya están rondando los olvidos/ (…) quizás ya están pesando las ausencias/ o quizás es que no puede estar conmigo/ el duende velador de tu presencia”. A. Pérez Vidal.

Salvo tu ausencia Este es un bulevar por Carla Massiel, con especial agradecimiento a los amigos de Twitter que me lo “exigieron”. Ya les cuento. Como el domingo fue día de los padres, las Paola estuvieron con el suyo y también con el abuelo. (Como han demostrado recientes estudios de la OCDE, del FMI y el Banco Mundial: “Un hombre verdaderamente rico es aquel cuyos hijos corren a sus brazos, aun cuando tiene las manos vacías”). Fue un feliz domingo. O por lo menos debió serlo, salvo por el recuerdo y la ausencia de Carla Massiel, la niña de nueve años desaparecida el pasado 25 de junio cuando, acompañada de su hermana, salió de su casa en la comunidad Los García, de Pedro Brand, para asistir a un culto religioso en una iglesia a pocos metros de allí, pero no ha regresado. Y como uno escribe este bulevar en la madrugada del lunes para ser publicado hoy martes, maravilloso sería que esta columna quedase felizmente desactualizada, sin sentido, que no la estuvieran leyendo ustedes porque Carla Massiel apareció y no tiene sentido publicarla, pero ni el día amanece ni Carla Massiel está, y debe uno insistir en exigir que las autoridades hagan lo posible, y sobre todo lo imposible, por encontrarla.

Un país desaparece Que aparezca ya, que no sólo es ella quien está desaparecida. No. Con esa niña de nueve años, -(¡De nueve años!, pero si la Paola menor ya casi cumple quince y para su papá sigue siendo la pequeña reinachicadelpá)-, con Carla Massiel van desapareciendo muchas cosas en el país; se va ocultando la sensatez, el sentido de servir para vivir, la responsabilidad ciudadana, la buena vecindad, los mínimos controles sociales, y en especial va perdiendo el Estado Dominicano la capacidad de ofrecer al ciudadano la más mínima seguridad, de cumplir y hacer cumplir las leyes, de aplicar un régimen de consecuencias caiga el que caiga. No está Carla Massiel mientras el país se anarquiza víctima de la delincuencia generalizada de todos los niveles y ahora en todos los lugares. Salvo los insignificantes, nada honorables miembros del Club de los Pendejos, nadie respeta las leyes: unos por poderosos y otros por violentos; unos por demasiado ricos y otros con el pretexto de su pobreza desde el colmadón y su chercha, pero el país se hunde en el caos de sus semáforos, en sus puticlubs, en playas y en hoteles donde llegan menores de edad porque hay degenerados que las esperan… y una M que no es de martes.

Si Carla Massiel no está Escribo en este amanecer de lunes, vuelvo a buscar en la Internet, reviso las redes, y nada. No aparece Carla Massiel. Pienso en las Paola regalándome a dúo otro “tequieropá”; pienso en sus sonrisas donde cabe el universo, ay, pero hoy, ahora mismo, “a esta hora exactamente” Carla Massiel no está, y de alguna manera nosotros tampoco estamos, y nos vamos, nos vamos yendo, cherchosos e irresponsables, y como se nos escurre entre temores e indignación el país civilizado que alguna vez pudimos ser. Pero Carla Massiel no está, y pienso ahora en las Paola de cada quien… Regresamos de Baní, los abuelos estaban felices, una vez más las Paola besan y abrazan al papá llorón, despistado, “soñador, católico y sentimental” que les ha tocado, y que lo olvida todo salvo sus sueños y sus sonrisas. Pero Carla Massiel no está. Carla Massiel no aparece, no está, y de alguna manera nosotros tampoco estamos, nos estamos yendo. ¡Joder! ¡Ahora sí que somos pobres!

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