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Las claves del desarrollo

Hay una vieja discusión sobre qué cosas han permitido que muchos países hayan logrado la riqueza y el bienestar para sus pobladores y otros no, aunque unos y otros resulten ser vecinos, por ejemplo, en cuanto a geografía, cultura, idioma, raza, religión, recursos naturales, etc. solo hay una Corea. Sin embargo Corea del Norte es pobre y Corea del Sur es rica. Lo mismo podríamos decir de Alemania, que al final de la segunda guerra mundial fue dividida en dos. Mientras se mantuvo dividida, la parte Oriental se convirtió en un país pobre y la parte occidental se desarrolló plenamente.

Los autores del libro “Por qué fracasan los países”, Daron Acemoglu, profesor de Economía del reputado Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y James A. Robinson, profesor de Economía y politólogo egresado de Harvard, plantean una “teoría sencilla” para explicar las líneas generales del desarrollo político y económico del mundo, desde la revolución neolítica. Los autores proporcionan una explicación útil y fundada en datos empíricos, para aplicarlos en una gama de procesos que han devenido en exitosos. Igualmente identifican las fuerzas principales que motorizan dichos procesos.

Los académicos mencionados muestran la eficacia de decisiones tomadas en el momento adecuado, y hechos del azar que fueron catalizadores determinantes para el avance de una nación dada. Sus investigaciones muestran la consistencia de esos indicadores, en términos históricos e institucionales, con su tesis.

Dos tipos de instituciones, opuestas entre sí, permitirían en un caso el desarrollo y aumento del bienestar y el otro sería un obstáculo para que esto ocurra. Esas instituciones, políticas y económicas, ellos las llaman “inclusivas” y “extractivas”.

Las Instituciones Inclusivas, a las que se hace referencia en el modelo, limitan el ejercicio del poder a través de una distribución pluralista del poder político en la sociedad, consagrada y protegida por el Estado de Derecho.

En el sentido opuesto podemos ver claramente cómo se incuba el modelo “extractivo” que una vez instaurado castra las potencialidades de la innovación constante.

Cuando en Alemania de 1445 J. Gutenberg inventó la imprenta, los Escribas cabildeaban para que no se permitiera el uso del nuevo “artefacto”. En el imperio Otomano se dificultó su uso prohibiéndose que se imprimiera en árabe. Más tarde había que esperar un permiso del Sultán para imprimir en el nuevo invento. Los intereses de un pequeño, pero poderoso grupo, es una retranca a un modelo inclusivo que incentiva y protege la creatividad e innovación y competencia a todos los niveles.

En lo que hoy es la potencia más grande del mundo, Estados Unidos, los terratenientes del Sur fueron por muchos años el sostén de un modelo extractivo excluyente, que se resistía a poner fin a la esclavitud. Al final fueron vencidos por la fuerza que alcanzó un modelo Incluyente que consagró la igualdad de derechos y que incluía el fin de la esclavitud. En 1705 un físico francés llamado Dionysius Papín, creó el primer barco a vapor y se le ocurrió exhibirlo y promocionarlo, los gremios de barqueros asaltaron el barco de vapor y lo destruyeron con mandarria.

El modelo extractivo a su vez limita el desarrollo y la modernización de la sociedad. Podríamos tomar un ejemplo tangible de ambos modelos y cómo históricamente podemos ver resultados.

La República Dominicana aumentó su Producto Bruto Interno (PIB), de 672 millones de dólares anuales, en 1960; a 64 mil millones de dólares en el 2014. Es decir, que multiplicamos 94 veces nuestro PIB en 54 años.

Buena noticia, diría el coro.

La mala noticia es que en ese mismo período Singapur, un pequeño país asiático, que tenía 704 millones de Producto Interno Bruto -apenas 32 millones más que RD- multiplicó por 441 veces su PIB, siendo ahora de más de 310 mil millones de dólares al año.

Singapur se convirtió en Estado independiente de Inglaterra en 1965. Su territorio es apenas de 697 km2 y tiene apenas 5.3 millones de habitantes.

La diferencia entre los dos países mencionados está en que en el caso de Singapur un grupo de ciudadanos de ese país, dirigido por Lee Kwan Yu elaboró un plan, que a la luz de lo dicho por Acemoglu y James Robinson y que ya comentamos, llamaríamos INCLUSIVO, presentó a su país el plan y lo ejecutó para convertir ese país en uno de los mas prósperos del mundo. No fue el clima, el idioma o la raza. Ni tampoco la geografía o la religión, ni los recursos naturales y mucho menos un milagro lo que transformó ese país.

En Singapur, como en otras naciones desarrolladas, fue una decisión política para aplicar un modelo Inclusivo la causa de ese desarrollo.

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