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FE Y ACONTECER

“El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones”

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Cardenal Nicolás De Jesús López RodríguezSanto Domingo

Domingo XVII del Tiempo Ordinario

a) Del segundo libro de los Reyes 4, 42-44.

En la breve lectura del texto aparece la figura del gran profeta Eliseo, discípulo fiel y sucesor del profeta Elías. En un círculo reducido de profetas se acredtia más por sus milagros que por su enseñanza.

Eliseo es conocido por la variedad de sus milagros: sana enfermos crónicos, como Naamán de Siria, conoce los secretos militares, tiene visiones celestes y resucita muertos. Por su misión profética acompaña o se enfrenta con los reyes de Israel, con Jorán y Joás, unge rey a Jehú. Su autoridad se extiende cada vez más, pues interviene de modo decisivo en la política y la actividad bélica de Siria.

Para el autor lo más significativo de Eliseo es un paralelismo de conjunto y de detalles con el profeta Elías: en parte imita y repite la acción del maestro, en parte lleva a término lo que quedaba pendiente.

(Cfr. La Biblia de nuestro Pueblo, Cap. 1, Ciclo de Eliseo, comentario al final de este capítulo).

En el texto leído aparece una multiplicación de panes por Eliseo, eran veinte panes de cebada que el profeta multiplica para alimentar a cien personas. La saciedad que da este pan no es de orden somático, sino espiritual, tiene fuerza divina.

b) De la Carta de San Pablo a los Efesios 4, 1-6.

Impresiona la sencillez y la autenticidad del Apóstol, al comenzar este capítulo 4: “Yo, el prisionero por el Señor, los exhorto a vivir de acuerdo con la vocación que han recibido. Sean humildes y amables, tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor, y esfuércense por mantener la unidad del espíritu con el vínculo de la paz”.

Como puede verse, el Apóstol comienza la parte exhortativa de su carta hablando con la autoridad que le dan sus sufrimientos y su prisión por Cristo. Si Dios ha reunido a todos los hombres y mujeres en un único plan de salvación, en lo más íntimo de la vocación cristiana está el compromiso por la unidad. Esta se expresa en comportamientos concretos y prácticos de humildad, modestia, paciencia, aguante mutuo, es decir, virtudes que favorecen el amor.

El texto que estamos comentando concluye con estas hermosas palabras que confirman la idea de la unidad que viene refiriendo el Apóstol: “Uno es el cuerpo, uno el Espíritu, como una es la esperanza a que han sido llamados, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, uno es Dios, Padre de todos; que está sobre todos, entre todos y en todos”.

Según el Apóstol: De la unidad brota la pluralidad y ésta se organiza en una armonía de crecimiento orgánico. Brota de Cristo glorificado que reparte sus dones como hace un vencedor espléndido.

Pablo quiere decirnos que la comunidad no se da a sí misma sus propios líderes o que éstos se autoeligen, sino que se los da el Señor. Además, que ser obispos y presbíteros no son cargos de privilegio que los separan del resto de los cristianos, sino ministerios de servicio permanente a la comunidad.

c) Del Evangelio según San Juan 6, 1-15.

A partir de este domingo diecisiete del Tiempo Ordinario, se interrumpe el evangelio de San Marcos, para dar paso al capítulo 6, casi íntegro, de San Juan que contiene la multiplicación de los panes y el discurso sobre el pan de vida.

Este hecho milagroso dará ocasión posteriormente al discurso de Jesús sobre el pan de vida, como veremos en los domingos siguientes: “El discurso del pan de vida, tal como ahora lo leemos, refleja el genio constructivo del cuarto evangelista, de modo parecido a como el sermón de la montaña refleja el genio del primer evangelista (Mt. R.E. Brown, El evangelio según Juan 483).

El conjunto de estos cinco domingos constituye una buena oportunidad para profundizar el tema en Jesús como verdadero pan de vida y eucarístico. (Cfr. En las Fuentes de la Palabra, Basilio Caballero, El signo de la multiplicación de los panes, págs. 651 y 652).

La multiplicación de los panes es el único milagro del ministerio público de Jesús que es narrado por los cuatro evangelistas y con notables coincidencias.

En la multiplicación de los panes según el relato de Juan, además del plano histórico, tenemos el plan teológico del mismo.

El evangelista comienza por hacer notar que estaba cerca de la Pascua, la fiesta de los judíos. Estamos en primavera, por eso hay hierba abundante en aquel lugar. Pero esa ambientación pascual es más que una indicación cronológica, es alusión a la Pascua.

También hoy la gente tiene hambre, y no solo de pan material, hambre de palabra y de espíritu, de dignidad y realización personal. Cristo es el pan de vida total, como dirá él al explicar en su discurso posterior el “signo” de los panes multiplicados. (Cfr. O.C. 652-653)

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