Dificultades sumando haitianos

Venimos sufriendo sorprendente inundación de haitianos, desde varios puntos fronterizos dominicanos, que traen consigo demasiadas preguntas para todos nosotros. Hablamos de alrededor de trescientas mil personas, que incluye mayoría de indocumentados: ahora se observan cientos de ellos partiendo hacia Haití, por el Plan de Regularización Dominicano para extranjeros indocumentados; mientras en nuestra tierra empiezan las repatriaciones. Se le teme a las enfermedades venéreas, como a otras realidades, por no tratarse de una migración positiva para la República Dominicana. Lástima, semejante problema cuando empezaba a extinguirse la ignorancia en nuestra nación, con preocupación generalizada por una inundación nunca vista en nuestra Patria. ¿Ocurre por ser una isla para dos países? Imposible, lo cierto es que no podemos ser débiles. Es muy injusto que en el exterior hayan caído tan mal nuestras repatriaciones, acabando con el país dominicano. Quizás desconocen que si nuestra nación se llena de haitianos, afectaría toda la pobreza dominicana, que prácticamente alcanzan las mayorías nacionales.

Los periódicos del día 18 de junio de 2015, están llenos del estado migratorio haitiano, eminentemente humano, aunque gravísimo para la República Dominicana. El problema no es nada fácil; muchos dominicanos pensamos que se debe de ayudar a la república de Haití en su tierra, porque no se trata de una pequeña ayuda, hay que rehacer nuevamente ese país que está deshecho y realmente lo necesita; razón por la que tratan de entrar a nuestra nación; sería humano, aunque económicamente complicaría más la situación por la que pasamos los dominicanos, agravada por el exceso de haitianos. Nuestro país siempre cubre las ausencias del vecino, sería maravilloso continuar ayudándonos; sin embargo, no estamos en condiciones económicas de hacerlo, tampoco deben echarnos encima todos los habitantes vecinos, hay que ver que ninguna nación lo permitiría.

Todo indica que nuestro país es el único que frecuentemente es asediado por problemas migratorios, conscientes de nuestra condición económica, olvidando que nuestro país es soberano; aunque no dejan de recriminarnos nuestra objeción por signifi cativa injerencia, injusta e inaceptable para Latinoamérica.

No dudemos que el haitiano es laborioso, miles de ellos trabajan en cañaverales nacionales, otros en algunas construcciones, como en trabajos muy pesados; sin embargo, al quedarse en nuestra tierra, le traen gran desequilibrio al país.

Muchos de nuestros hombres pobres, trabajan en construcciones y venden en las calles, mientras la mujer en pobreza es verdaderamente trabajadora, se destacan en casas de familia, con gran honradez y laboriosidad.

Un gran problema para esas pobres gentes: el dominicano paupérrimo no sabe nada de ofi cinas, apenas puede leer y escribir, mientras nuestro Gobierno, muy bien intencionado, puede enfocar en esta dolorosa realidad. El presidente Medina tiene muchos adeptos por su buena obra; de continuarla, podría poner su mirada en la pobreza nacional, como en su escasa educación, para facilitarle a los pobres mejor desenvolvimiento. Nuestro Presidente debe observar la enorme injerencia de vecinos, que viven en nuestra nación afectándonos; ignorantes en su mayoría, muchos con probables enfermedades; no es una buena manera de avanzar en nuestra tierra, contrariamente esta realidad nos atrasará, sin dudas se mezclarán con nuestros pobres y será muy desestabilizador para el país dominicano. Más ahora que el presidente Martellí declaró “que no aceptará en Haití, dominicanos de ascendencia haitiana”. Es una pena que se agrien las relaciones dominico- haitianas, por estas declaraciones desafortunadas.

La pobreza no es fácil para ninguna nación, en ocasiones los haitianos tampoco, aunque sean necesarios al trabajar bien. Nuestro país está lleno de requerimientos, la inmensa y triste pobreza con pequeña disminución, siempre temerosa, y en ocasiones poco manejable.

Saldremos adelante, Dios nos ayudará.