Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Deportar no basta

Avatar del Listín Diario
José Ricardo Taveras Blanco@JoseRicardoTB

I

En ocasión de los acontecimientos que se han venido sucediendo en los últimos tiempos en torno al tema de la migración haitiana, especialmente los delicados síntomas que expresan algunos eventos en las zonas limítrofes de Haití y el territorio nacional, he considerado pertinente remarcar y formalizar algunos de los análisis y recomendaciones que he venido haciendo, incluso al señor presidente de la República, con el ánimo de contribuir modestamente con nuestra visión, a fin de que el país en general las pondere libremente, no sin llamar la atención de que tenemos decisiones más o menos impostergables para la necesaria consolidación de los esfuerzos que se han realizado para redimir el histórico pasivo migratorio que afecta nuestra nación.

Todo el marco de eventos a que nos hemos venido refiriendo, nos coloca ya en la antesala, si no es que en la propia sala del fin del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros. El evento en cuestión marcará un hito y las aspiraciones de la sociedad dominicana de que se continúen las políticas de ordenamiento migratorio, en pos de lo cual, ha venido poniendo herradamente todas sus aspiraciones en una política básica y fundamental como lo es la deportación de extranjeros ilegales, pero sin atender la necesidad de impulsar conjuntamente otras políticas, quizás mucho más importantes para la eliminación de un sistema que estimula el caos migratorio.

El objeto de este trabajo, inspirado y parafraseado de una correspondencia que remitiéramos al presidente de la República, se centra en llamar la atención de la sociedad nacional sobre una realidad poco ponderada: Deportar no basta.

A.- Mercado laboral: informalidad, costos, seguridad social, impuestos, migración y discriminación de mano de obra dominicana.

La generalidad de los estudios que han analizado la problemática de la informalidad del mercado laboral dominicano han concluido en general que la misma ronda entre el 54% y el 60%, afianzándose en la primera cifra como la más socorrida. No podría precisar de este total qué porcentaje está representado por extranjeros ilegales o indocumentados, pero partiendo del consenso de todos los estudios al respecto, en el sentido de que ocupan el 85 y 90% de la mano de obra en renglones laborales masivos, tales como la construcción y la agropecuaria respectivamente, esto, aún sin medir su impacto creciente en mercados tales como el turismo, zonas francas, especialmente en centros de llamadas (call center), así como de rubros informales por idiosincrasia, no resulta pues complejo intuir que se trata de una presencia de gran calado en la misma, atreviéndonos afirmar que la presencia de una mano de obra extranjera migratoriamente irregular e indocumentada en general, resulta ser el factor que más gravita en el significativo fenómeno de la informalidad del mercado laboral en la República Dominicana.

Al abordar los actores económicos sobre la situación de la remuneración de la mano de obra extranjera, todos responden al unísono que es falsa la imputación de que reclutan una mano extranjera por ser más barata, aduciendo que la pagan en iguales proporciones a nacionales y extranjeros; dicha respuesta es cierta a medias, toda vez que ciertamente, en general, puede que los pagos nominales a los trabajadores no difieran en muchos casos entre nacionales y extranjeros. Sin embargo, la realidad es que líderes muy importantes del empresariado nacional se han dicho y contradicho a la hora de establecer el monto que implica la formalización del trabajo en nuestro mercado, estableciendo algunos que ronda el 39%, otros que un 28% y líderes del Ministerio de Trabajo, han hablado de hasta un 60%. A los fines y medios de lugar, da igual, así se trate solo de un 20%, pues, es un costo que no se transparenta en perjuicio del contribuyente y los trabajadores dominicanos, que como veremos más adelante es el que paga los trastos rotos.

En el ámbito institucional y a nivel enunciativo, hay cuatro grandes distorsiones que gravitan como un cáncer silente sobre el fenómeno de la distorsión del mercado laboral dominicano y lo colocan en la situación en que se encuentra: 1.- La histórica inactividad del aparato migratorio, que gracias a Dios ha comenzado a cesar. 2.- La falta de garras del Código de Trabajo en la protección del mercado laboral a favor de los nacionales. 3.- La Norma 07/2007 de la DGII que le reconoce a la industria de la construcción como gasto para fines impositivos la contratación de mano de obra extranjera, ilegal e indocumentada. Y, 4.- Vicios del Sistema Dominicano de la Seguridad Social.

El autor es abogado, ex director general de migración.

Tags relacionados