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En desacuerdo, luego el acuerdo

Con el gran empeño y deseo vehemente de repartir y consolidar cuotas de poder político, un grupo de funcionarios del Partido de Liberación Dominicana lanzaron por capricho con iniciativa motorizada por el gobierno, el paso decisivo para modificar en acción y efecto la Constitución del 2010, con la finalidad de conservar posiciones claves futuras, para mantener el disfrute del poder sin pensar en los perjuicios que esta maniobra le ocasiona a la institucionalidad del país.

Reconociendo que el ex presidente Fernández a su parecer, perdía apoyo público, se dedica a hacer una alocución al país la semana pasada, buscando subsanar la crisis que ha vivido su partido desde el 19 de abril, cuando se reunió el Comité Político, dándole un apoyo al presidente Medina la libertad de ir a otra postulación. Definitivamente el discurso acentuó las discrepancias, abogó por un referendo y guardián de la Constitución, demostrando un desacuerdo tajante a la decisión del Comité Político la máxima jerarquía ejecutiva del partido, cerrando toda posibilidad de entendimiento, situación que acentuaba las diferencias.

Sin embargo, a poco menos 48 horas se fraguó un acuerdo donde el exgobernante retiraba su posición sobre el referendo y autorizaba a sus congresistas respaldar el proyecto de reforma ya aprobado por el Senado.

Hay numerosas evidencias que la grave crisis política que vivió el PLD ha dejado secuelas visibles bien maltrechas de confrontación entre esos dos líderes políticos. El Presidente Medina estaba dispuesto a negociar cualquier cosa menos el poder Presidencial, sin embargo el Ex Presidente Fernández,

humillado y obligado a capitular, ha tenido que aceptar un cuatrienio sabático, además, tranzándose por sus amigos legisladores que luchan a muerte por mantener sus puestos.

Ese pacto sepulta las aspiraciones de miles de peledeístas que ya habían iniciado sus campanas buscando candidatura a disputarse para el año próximo. Sin embargo mientras se consuma la reforma el Presidente Medina sigue el patrón del silencio, sin explicar propósitos ni objetivos.

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