Santo Domingo 19°C/21°C clear sky

Suscribete

Constitución violada

Avatar del Listín Diario
Vinicio A. Castillo SemánSanto Domingo

El pasado viernes, el presidente Danilo Medina, que ha sido un hombre prudente, democrático y respetuoso de la Constitución y las leyes del país, cometió un grave error histórico al promulgar, en un hecho insólito en la vida republicana, un texto legal sugerido y aprobado única y exclusivamente por la Cámara de Diputados, sin el concurso del Senado de la República. Nuestro sistema legislativo está integrado por un congreso bicameral en el cual es absolutamente imposible crear un texto legal, o modificar otro ya aprobado, sin el concurso de ambas Cámaras. Nunca, hasta el viernes, nadie y mucho menos ningún gobernante había incurrido en una violación tan clara y flagrante contra lo que es el alma del sistema institucional de la República y de su democracia, como es el andamiaje de procedimientos constitucionales para formar leyes. La salida abrupta del pasado martes en la Cámara de Diputados se produjo bajo la influencia directa del Palacio Nacional. Lo que ocurrió el pasado viernes con la promulgación del Código Penal (con su injerto inconstitucional), desplazó el debate sobre el tema del Aborto, sumando otro debate mucho más delicado sobre el Estado de Derecho y la seguridad jurídica constitucional en la República Dominicana. Soy del criterio de que si se llegara a consolidar y entrar en vigencia un texto legal sugerido y aprobado sólo por la Cámara de Diputados, se podrían dejar de lado y olvidarnos de todos los textos de Derecho Constitucional que hemos estudiado desde la universidad. Si eso que ocurrió el pasado martes pasa a ser ley de la República, aprobado por una sola Cámara del Congreso (por demás con una mayoría precaria insuficiente para aprobar una ley orgánica), todo en este país puede ocurrir a nivel jurídico constitucional. El punto de derecho es tan claro que hasta los distinguidos colegas que han participado en el gran debate defendiendo la pertinencia de la observación del Presidente de la República sobre el Código Penal, han tenido la honestidad profesional, que es digna de reconocer, de coincidir con nosotros en el sentido de que, era absolutamente imprescindible que el texto legal sugerido y aprobado en la Cámara de Diputados fuera conocido por el Senado de la República. Soy de los que cree que el Presidente nunca debió de involucrarse directamente y en términos personales, como lo ha hecho, en un tema que se había debatido y resuelto ampliamente en la reforma constitucional del año 2010 y que culminó con la inclusión del texto del Artículo 37 de la Constitución de la República. Los grupos de sociedad civil que fueron derrotados en aquella oportunidad democráticamente; que fueron igualmente derrotados en la última votación casi unánime en que aprobamos el Código Penal, procuraron imponerse al través del liderazgo presidencial del Lic. Danilo Medina y que fuera éste personalmente que hiciera devolver a sus compañeros de partido (legisladores de la República) de sus respectivas votaciones en este debatido tema del aborto. Lo cierto es que la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados que preside nuestro amigo Demóstenes Martínez, había llegado a la conclusión (por amplia mayoría de votos) de que la observación del Presidente era inadmisible porque no constaba de un texto alterno qué discutir. Esa Comisión, tal y como lo dijera Reynaldo Pared, Senador, precandidato presidencial y secretario general del PLD, determinó que la Cámara sólo podía aceptar o rechazar la observación sin tocar el texto de la ley. Lamentablemente, a la vista de todos, en la penúltima sesión de la Cámara de Diputados donde se inició este debate sobre la observación, todos vimos cómo se impidió a la Comisión de Justicia rendir su informe. El Presidente Medina se dejó a mi juicio “enchinchar” por una serie de “intrigantes” que le metieron en la cabeza que cualquier votación en contra de su observación era una especie de conspiración contra su liderazgo político y partidario, versión absolutamente falaz y maligna, ya que con este tema del aborto lo que primaba era básicamente la convicción personal de cada uno de los legisladores, libremente expresada con anterioridad. El Presidente lo tomó de manera personal; esa es la verdad. Entendió erróneamente que se estaba echando un pulso con él y arrastró a su partido PLD a la salida de un texto alterno que proviniera del bloque del PLD, aunque por la vía de nuestro amigo Abel Martínez. De la mejor buena fe y como aliado, le advertí oportunamente a muchos de ellos de los riesgos inmensos de complicar las cosas llevándose de encuentro los procedimientos constitucionales. Les advertí que, lejos de sacar el tema del debate con un error de esta naturaleza, las cosas se iban a complicar, agregándole otros aspectos de violaciones constitucionales. No me hicieron caso y aplicaron la mayoría partidaria del PLD para coronarla con la promulgación del injerto legal el pasado viernes. No tengo ninguna duda de que esta grave violación a la Constitución de la República va derecho hacia el Tribunal Constitucional. Éste, en virtud de la Constitución, tendrá la última palabra para juzgar todo lo que se ha hecho y determinar si es posible que un texto legal propuesto y aprobado por una sola Cámara viva sin la aprobación de la otra. El día que eso pase, si llegare a ocurrir, confieso ante mis lectores que muchos abogados pensarían seriamente en retirarse de la profesión de abogados.

Tags relacionados