El valor de la mujer
Muchas mujeres en todo el mundo sufren violencia en sus vidas. Si usted se encuentra en una habitación con 10 mujeres, 7 de ellas han sufrido algún tipo de violencia por el simple hecho de ser mujer. Es una cifra alarmante y desgarradora.
Pero más que un número, son vidas tronchadas, seres humanos destruidos y familias completas que quedan marcadas para siempre.
Pero además, detrás de cada mujer caída de manos de sus maridos, hay niños que quedan huérfanos, tristes y marcados para siempre. Niños y niñas víctimas del feminicidio de su madre, de manos de su padre o padrastro, que la sociedad y el círculo cercano re-victimiza constantemente, y que pueden llegar a adquirir comportamientos machistas que perpetúan el fl agelo de la violencia contra la mujer; porque viven desde la tragedia que tocó la puerta de su hogar y se llevó al ser que más amaban: su madre.
Una mujer entre los 15 y los 44 años, tiene más riesgo de ser víctima de violencia de género que de sufrir cáncer o morir en un accidente de tránsito.
La violencia de género debe llamar a la mujer y al hombre a la acción, a su defensa colectiva y a demandar la protección de sus derechos.
Debe impulsarnos a formar hombres y mujeres conscientes del dolor latente y las profundas heridas que causa la violencia contra la mujer, para que nunca sean sujetos u objetos del mismo.
Ver los casos de mujeres que mueren por culpa de la violencia o que sufren el dolor proveniente de la mano que está supuesta a acariciarla, es razón sufi ciente para tomar cartas ante el drama de estas historias de muerte y destrucción, que deben tocar las fi bras de nuestros corazones.
Recuerdo el caso de Esther Eduviges Jiménez, una joven de apenas 28 años y madre de tres hijos, de Bonao. Su pareja la roció con ácido del diablo en todo el cuerpo, un hecho sucedido en el año 2011. Le ha tomado tres años a los médicos recuperar algo de lo que alguna vez fue el rostro de una mujer llena de sueños, metas y esperanzas.
¿Cuánto valía Eduviges para el hombre que le hizo eso? ¿Cuánto valían los sueños de esta mujer? ¿Dónde habría llegado Eduviges, de no haber sido víctima de esta atrocidad? ¿Cuál es el valor de la mujer en nuestra sociedad? ¿Qué espacio de respeto, amor y consideración ocupa? Hablar del Valor de la Mujer, como concepto, es una forma de crear conciencia en la población, tanto femenina como masculina, sobre este fl agelo, que en el caso de nuestro país nos ubica entre los países con una alta tasa, a nivel de la región y a nivel mundial.
La iniciativa de Ley que ha propuesto el diputado Víctor Gómez Casanova, en la cual plantea una revalorización de la mujer, es un paso importante hacia una discusión amplia sobre el rol de la mujer en la sociedad en que vivimos. Por igual, un gran aporte hace este diario, que acoge nuestras líneas y pensamientos con tanto amor, al aportar una campaña publicitaria que tocará las fi bras más sensibles de quienes desean luchar por la mujer. Ambas acciones constituyen un sí a la mujer, un sí a la vida de las heroínas del día a día.
Huelga preguntarnos como sociedad: ¿Cuál es el valor que damos a la mujer, si cada año mueren en el mundo alrededor de 60,000 mujeres por violencia de género? ¿Cuál es el valor que damos a la mujer si las que logran escapar de las garras de la muerte, quedan eternamente marcadas por la experiencia de la violencia? ¿Cuál es el valor que damos a la mujer si su integración económica a la sociedad está condicionada por su género? Concepción Arenal, una escritora española, decía: “La sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano”. ¿Es la sociedad la que aún no comprende el nuevo rol de la mujer en el siglo XXI? Un nuevo rol de aportes desde la productividad, del estudio, de contribución al desarrollo económico, de participar activa y efi cientemente en la política, en fi n. Un nuevo rol de ser protagonista de los cambios necesarios.
El Valor de la Mujer es, simplemente, el mismo que el del hombre, porque ambos pueden aportar, por igual, al futuro de una nación.
Allí donde las mujeres se han empoderado, las sociedades han progresado, porque ningún país puede subsistir sin el aporte de la mitad de su población.
Al fi n de cuentas, prevenir la violencia debe partir de 3 dimensiones: la norma moral, la norma legal y la norma social.
Esto es, la autorregulación, es decir, que el individuo comprenda que ese tipo de acciones está mal; la imposición de sanciones, para que la pena a cumplir disuada al agresor de cometer el hecho, porque un sistema correccional le impondrá un castigo; y, la presión colectiva, que es que la sociedad condene estos hechos, sin importar su magnitud, para que la vergu¨enza actúe.
Por eso, la prevención, es un asunto de todos, desde el seno familiar y desde todos los espacios donde participamos.
En este Mes de la Familia, hacemos nueva vez un llamado a la refl exión, sobre lo injusto que es condenar a muerte, física o emocional, a una mujer, sumir en el dolor a toda una familia y desgarrar el corazón de toda la sociedad.
Vamos a refl exionar sobre el valor de la mujer y trabajemos para dar a ella su justo lugar.