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TIEMPO PARA EL ALMA

A final de cuentas está es la conclusión: Dios tiene la justicia y el poder. Los cristianos creemos y hablamos de la omnipotencia y la infinitud de Dios, y de que todos tendremos ante nuestros sentidos la manifestación de su poder y de su justicia. Puede ser que nuestras experiencias de vida sean tan reales, tan ciertas, tan naturales, tan humanamente perceptibles, que no nos estemos dando cuenta de que fuimos creados por un ser, una fuerza suprema que nos trasciende; que la composición, la genética y la mecánica de nuestro cuerpo son tan perfectas que no podemos ser obra de la casualidad y que algún propósito hay en nuestra creación, la individual y la colectiva más allá de los tiempos y del espacio. Si evolucionamos o no, ¡tremendo dilema científico! ¿Pero para evolucionar no se partió de un ser creado alguna vez? Al final, concluiríamos en una fuerza, un poder superior, algo absolutamente trascendental y omnisciente que para los cristianos tiene un solo nombre: Dios.

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