Preocupante

Cuando en una sociedad los conflictos de intereses y las pasiones desbordadas afectan la convivencia civilizada y amenazan con conducir al caos generalizado, la sensatez deja de ser pauta de conducta y las voces que se levantan a favor de la cordura llegan a ser desdenadas . Las enormes dificultades que tienen que enfrentarse las grandes mayorías de nuestra sociedad para satisfacer sus más elementales necesidades, no dan hasta el momento señales de amenguar. Por el contrario, con el transcurso del tiempo , nuevos escollos se suman a los ya existentes para hacer más problemática la vida del dominicano medio. De esas dificultades, algunas eran previsibles y sus consecuencias inevitables. Sin embargo, se han producido situaciones internas, encarecimiento de artículos alimenticios elementales, la desastroza condiciones de los servicios hospitalarios del Estado, la permanente quiebra de servicios públicos fundamentales como la energía eléctrica, el agua corriente, la transportación colectiva, y otros. Ahora bien, lo que resulta preocupante es que este proceso de creciente deterioro en las condiciones de vida de nuestra sociedad, no ha sido abordado con decisión y firmeza. Hasta ahora solo ha sido objeto de explicaciones poco convincentes por parte de las autoridades. Y no se vislumbra un programa de acción efectiva para introducir las rectificaciones que reclama la colectividad. Todo esto ocurre en medio de una intensa agitación política. Momentos en que se trata de polarizar la atención pública hacia los preparativos de la entrada posible del virus de la enfermedad del ébola, además la distracción con el torneo de pelota invernal. Y es a los políticos que le corresponde la responsabilidad de buscar los medios de poner fin a tanto deterioro de la vida social.