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MUCHACHOS CON DON BOSCO

Nobel de la Paz para la niñez

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Juan Linares, SDBSanto Domingo

Es muy hermoso el que este año hayan concedido el premio Nobel de la Paz a la paquistaní Malala Yousafzai y al hindú Kailash Satyarthi por su lucha contra la opresión infantil y a favor del derecho a la educación de todo niño y de toda niña. Ellos nos están dando un claro mensaje de esperanza. Recordemos cómo la adolescente Malala un día en que se encontraba en la guagua yendo hacia su escuela, dos extremistas islámicos irrumpieron en el vehículo y la dispararon a la cabeza. Estuvo en estado de coma durante seis días y, milagrosamente, recuperó el conocimiento. Ella sintió que se le había regalado una nueva vida. Esta joven lleva muchos años luchando por el derecho a la educación de las niñas y de los niños y ha demostrado con su testimonio que los niños y las niñas son actores muy importantes en la resolución de problemas y en la construcción de una sociedad más humana. Kailash es el presidente de la Marcha Global dirigida en contra del trabajo infantil. También ha encabezado diferentes manifestaciones y protestas, denunciando la explotación infantil con fines económicos, y ha contribuido, grandemente, al desarrollo de una importante convención internacional por los derechos de los niños y de las niñas. Abandonó su profesión de ingeniero electrónico para dedicarse a la lucha incansable en contra del trabajo infantil. Ha llegado a rescatar a más de ochenta mil muchachos que estaban sometidos a un régimen de esclavitud laboral. Quiero resaltar la importancia que tiene este premio al ser dirigido y al hablarnos de la niñez, porción tan significativa y de tanta riqueza en la humanidad. Este premio Nobel debe motivar a toda nuestra sociedad a que luchemos incansablemente para que no haya ningún niño y ninguna niña en situación de exclusión o de abuso. Esto es posible si nos lo proponemos. Es enorme la alegría que se siente cuando se contribuye a alcanzar esta meta. Cada uno puede colaborar con esta noble causa. El que la niñez viva en la paz es algo fundamental y es un deber sagrado de la sociedad. Las consecuencias de una niñez que vive en la paz son positivamente incalculables, pues, es el clima en el que nace la felicidad y en el que se puede producir el verdadero desarrollo integral de la persona y de la sociedad. Las consecuencias negativas de la falta de paz en la niñez nos llevan al desastre de ser personas infelices y de tener sociedades cruelmente violentas e injustas. Este premio, entregado a estas dos personas, se le puede entregar a miles de personas anónimas que han dedicado su vida a estar con la niñez más pobre y abandonada, en el silencioso caminar de cada día, logrando que haya disminuido en millones el número de niños y de niñas trabajadores, de niños y niñas que viven en la calle, de niños y niñas que no iban a la escuela, de niños y niñas abusados y maltratados. ¡Que todos nuestros niños y niñas vivan en paz!

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