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En mi cumpleaños 74

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Ramón A. Negro VerasSanto Domingo

Mi existencia como ser humano vivo y viable todavía se mantiene. Conforme información que me aportó mi mamá, nací un día domingo 25 de diciembre de 1938, aunque por un olvido de mi padre biológico, fui declarado por ante el Oficial del Estado Civil correspondiente, el día 14 de mes agosto de 1943. Por tanto, mañana cumplo setenta y cuatro años desde el día que mi progenitora me parió, con la asistencia de una vecina comadrona. Supongo lo difícil que fue para mi madre parirme a sangre fría, a puro valor, aunque con el tiempo comprendí que mi vieja era una mujer valiente, resuelta, de coraje; con un arrojo espartano; de seguro que para ella, el paso de mi cuerpecito por su vagina, no fue más que la expresión de su permanente estado de ánimo, audacia y resolución de comenzar a vencer las adversidades de la vida en un medio social adverso. Al llegar a los setenta y cuatro años de edad, puedo decir que la vida me ha dado más de lo que le he pedido, no obstante de que al pasar balance de las distintas etapas que me ha correspondido vivir en el accionar político o social nacional e internacional, no me siento satisfecho ni realizado. Si es cierto que he tenido la oportunidad de ser testigo de sociedades que han resuelto las necesidades más perentorias del ser humano, no es menos cierto que dudo que, al momento de desaparecer del mundo de los vivos, llegue a ver la especie humana libre de toda clase de opresión social, material y espiritual. He vivido la vida sin desesperación, ira, enojo, ni desaliento; armado de optimismo y esperanza, con el convencimiento de que el ser humano debe confiar en su propio esfuerzo, sin derrotismo ni frustraciones. Todo aquel que tenga a su alcance la lectura de este texto de seguro que ha de suponer los momentos amargos que he tenido que soportar por mi accionar político y profesional, o por una actitud mía que no ha sido del agrado de otro que se ha sentido lesionado por mi proceder. Mi vida no ha sido rectilínea, sino zigzagueante, porque el ordenamiento social bajo el cual nací, me desarrollé y he vivido, lo he enfrentado dentro de mis posibilidades, en el plano político y social, tanto en mi país como en otras partes del mundo. En consecuencia, he tenido aliados y adversarios, algunos me han enfrentado con métodos nobles, decentes y con altura, otros han recurrido a la vileza y mezquindad. Pero nada, he llegado a los 74 años con mi salud aceptable; con cinco hijos, en conjunto con doce nietas y nietos, con amigas y amigos que me llenan de alegría en la coincidencia y en la diversidad. Mi deseo, este 25 de diciembre, fue levantarme contento, animado y jubiloso, pero sin olvidar que no tengo a mi lado personas que han ocupado y ocupan un lugar muy especial en mi corazón. Aquellos que han procurado, por medio del crimen, la traición, la ingratitud y la falsía, hacerme infeliz y sembrarme la tristeza, no lo han logrado en mis 74 años, ni lo van a alcanzar jamás. Mi madre me formó de un material especial que lo resiste todo, y la vida me ha templado como el acero. He tenido la dicha de vivir como un hombre libre; sin prejuicios, odios, rencores, enconos, ni aversión hacia nadie. En mi corazón no hay espacio para resentimientos, ni aún para aquellos que quisieron asesinar por encargo a mi hijo Jordi, para los cuales sólo he reclamado que se le aplique la ley, conforme el derecho y la sana justicia. Debo confesar que dentro de los marcos de mi condición de hombre libre me lamento de haber nacido y vivido bajo un sistema social injusto, que condena a los que son los más a la marginación, aunque dentro de mi queja reconozco que he tenido la oportunidad de contribuir para hacer menos pesada la existencia de las víctimas de la inequidad. Aspiro a seguir cumpliendo muchos años de vida con algo de salud, como persona útil a la especie humana, y que mis acciones resulten provechosas para contribuir positivamente a que en mi país, lo que en verdad se llama pueblo, se libere de las cadenas de la opresión, y alcance la emancipación total y definitiva; solamente así me voy ha sentir bien cuando ya no forme parte del mundo de los vivos. Para todos mis seres queridos que todavía viven, para mis amigos y amigas, para mis amistades sinceras, deseo que toda la navidad sea de alegría disfrutada con prudencia, y que desde ahora analicen qué podemos hacer, como aporte a la lucha social y política seria, en el nuevo año 2013. A las personas que han ocupado un lugar especial en mi vida y ya han desaparecido, quiero testimoniarles y reiterarles mis profundos sentimientos de cariño eterno, y que mañana, al cumplir mis 74 años de edad, y siempre, les recordaré como si estuvieran físicamente ante mí.

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