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CRÓNICA LIGERA

¡Tocar fondo tiene sus ventajas!

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Ana Mercy OtañezSanto Domingo

El año 2015 fue un año de grandes decisiones. Su segundo semestre se convirtió en mi mejor postgrado de vida y las transformaciones no se hicieron esperar. Toqué fondo, a nivel emocional, espiritual y económicamente.

Fue una caída de lo alto que me lastimó el cuerpo y el alma. Me salvó la fe y mi actitud hacia la vida. Acepté mis errores y decidí continuar, no todo estaba perdido, pero era el momento de dejar atrás proyectos, personas, negocios y relaciones para dar paso a una nueva vida. Lo analicé y emprendí el vuelo. Lo primero fue agradecer a Dios por todo lo que me ha tocado vivir, solo así podría crecer. Me alié al tiempo, edifiqué mis propias estrategias, difíciles para quienes hacemos este trabajo y tan fáciles que resultan para nuestros clientes. Comencé por quitarme del medio todo lo que no me satisfacía emocionalmente, dejé el miedo enganchado en algún lugar del camino y continué como caballo de carreta. Vendí mi casa de los últimos seis años, con la duda de cómo sería la próxima.

Días después mi corazón bailó al ritmo de la danza de la satisfacción y taché una meta alcanzada. Justo bajo la euforia de seguir tras mis sueños y con una nueva oportunidad laboral que rebozaba mi corazón. Pero la vida nos deja sus ironías y cuando pensé que era el tiempo de recuperación me vi obligada a renunciar a uno de mis trabajos… ¡Ufff!, Reconozco que deliberé por más de un día si la vida comenzaba a tabaleárseme de nuevo, pero al analizar la situación sentí deleite al salir de un sitio que opera sin razón, que no tiene ninguna función y que quien lo dirige debe estar en el retiro o en un asilo y del que no me aportaba nada más que dinero.

Bajo el sobresalto volví a vivir con lo mínimo y esto se me hizo un arte… Dejé un proyecto profesional y sentí que me quité un peso de encima. Eso me dio la corazonada de que iba por buen camino, aunque no cubría mis gastos. Continué hasta el final del año y me preparé para cerrar mi mayor emprendimiento, ‘El Bebé de Ana’, tras trece años de servicios, una amplia clientela y estando ubicado en una buena plaza…me despedí y sentí paz. Toqué fondo y aprendí que en lo más bajo es cuando nacen tus verdaderas garras y la confianza en tí misma. ¡Lloré! Fue doloroso aceptar que tan fuera de mis sueños estaba. Lo que se aprende de la soledad, la rabia, el dolor y frustración te lo confirman. Es en ese estado donde nuestros más disfuncionales comportamientos son revelados. ¡Estrellarse tiene sus beneficios! Solo así el cuestionamiento interno encuentra cabida en nuestro accionar y nos lleva a la reorientación. Es en lo más bajo donde analizas tus patrones de vida, tus creencias y conductas. Es sólo después de una caída donde adquieres humildad, compasión y eres capaz de soltar y dejar ir. Caer en el abismo nos despierta, nos enfrenta a nuestra realidad y es ahí donde se adquiere resiliencia, tomamos fuerza, valoramos la vida y sus pequeñas cosas… ¡Tocar fondo tiene sus ventajas! Nos leemos la próxima semana.

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