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Fabiola y Enrique: un amor equilibrado

Enrique y Fabiola Valdez develan las luces y sombras de un matrimonio de 28 años, los que han transcurrido imbuidos en varios roles y otros que esperan experimentar.

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

Sin perder su identidad, cada persona tiene una forma distinta de expresar sus sentimientos, aun cuando las emociones son evidentes. Y, cuando de pareja se trata la sociedad espera más amor, admiración, respeto, paciencia y tolerancia. Esto representa un reto para quienes deciden estar juntos para toda la vida. Esta promesa ha sido asumida por Fabiola y Enrique Valdez, quienes consideran que el matrimonio es una escuela para crecer como personas y como equipo. ‘‘Un espacio donde cada cual debe aportar lo mejor de sí, sus planes, sus ideasÖlo demás, lo que no es bonito, llega solo’’.

Haciendo un balance a estos 28 años de casados, los esposos aseguran que han sido el producto de mucha paciencia. Y que ambos han entendido que para vivir una relación saludable tenían que desarrollar proyectos propios y comunes para poder vivir una vida plena en pareja.

Conversar con Fabiola y Enrique fue muy placentero. Crearon el ambienteperfecto para hacer de esta entrevista un diálogo digno de compartir a los lectores de Las Sociales.

La dama posa su mirada amorosa en su compañero de vida cuando narra la forma en cómo se conocieron.

“Fue en una Semana Santa, y para bien de ambos, quien nos presentó fue la mamá de Enrique, porque laborábamos juntas en una entidad bancaria. Ya lo había visto antes cuando la dejaba en el trabajo, pero no me provocaba ninguna emoción. Un Viernes Santo ella nos invita a la casa de campo de su hijo, que era Enrique y ahí lo conocí. Hicimos química de inmediato, y mientras más nos adentrabámos en nuestra amistad me fui enamorando por varias razones: Era muy distinto a lo que había conocido hasta entonces. Me encantó su firmeza, su madurez, su estabilidad... Un hombre muy emprendedor, organizado y sobre todo alto y con barba, encanto para mi, que aun conserva’’.

Enrique no se queda atrás con los elogios. Dice: “Ella me impactó. Siempre me la había imaginado gorda, poco esbelta, por eso fue un ‘schok’ cuando la vi”.

Cuentan que fue un romance muy maduro y tranquilo, de dos años. Un lapso que escogieron para conocerse y llegar a la conclusión de que querían tener un proyecto de vida juntos. Con el nacimiento de sus tres hijos María Gracia, Amalia María y Fabio Enrique consolidan aún más este compromiso.

“Estoy convencida de que la admiración que se siente por tu pareja influye mucho en la permanencia de la relación. A menudo vivimos muchas rupturas matrimoniales de amigos y familiares, y a veces, es porque no sienten esa valoración el uno por el otro. Nosotros nos admiramos y esto es una de las claves”, dice Fabiola.

Asegura que en esta nueva sociedad hay personas muy egocéntricas que entienden que todo debe girar a su alrededor, y no es así. La pareja individualmente debe tener sus propias metas y proyectos y entender que no se necesita de otros para ser feliz.

Enrique interviene en la conversación para aclarar que lo más importante es respetar la individualidad y reinventarse en todos los aspectos de la vida.

Fabiola confiesa que toda relación tiene luces y sombras: “las luces es lo que se proyecta. Lo que tú quieres que vean en ti, y las sombras lo que sucede en la intimidad, pero es importante hablar de las sombras”. Al respecto aclara que, “en estos tiempos líquidos la gente se desespera y cuando los jóvenes ven a uno piensan que todo es bonito, y las parejas deben entender que no todos los días hay sol y para cuando lleguen esos momentos hay que tener paciencia y no nos podemos desesperar”.

Entre risas cuenta que tienen sus momentos de crisis, pero en la relación hay que saber elegir las batallas, y dependiendo de lo que escojas dependerá su durabilidad. “No es una lotería, eso se trabaja. Con perseverancia y sobre todo, con que ambos estén dispuestos a reconocer sus errores y a buscar el lado positivo de las cosas”, concluye la feliz pareja.

Consejos Las claves para una relación estable Don Enrique dice “no somos siameses, cada quien tiene su espacio y hay que permitirle a nuestra pareja que desarrolle sus actividades. Hay unas que se comparten y otras que son individuales. Estas no se pueden invadir. Fabiola tiene una tertulia y yo estoy en la Fundación Sinfonía. Asimismo, tenemos compromisos a los cuales vamos juntos. Y los fines de semanas son para nosotros”.

Valdez reconoce que uno de los momentos críticos para ellos como pareja y padres fue la partida de sus hijos a estudiar fuera del país. “Sentimos un vacio y comenzamos a hacer proyectos juntos como la Orden de Malta”.

Confiensan que como todo matrimonio tienen dificultades, pero gracias a Dios los han superado. Fabiola en esta parte tiene la mayor cuota de responsabilidad, pues siempre es la que cede y busca el acercamiento.

“A mí me cuesta hacerlo pero cuando se da no me resisto”, dice entre risas. Y así. Siempre juntos, han superado los obtáculos que les han dado la victoria a la felicidad y tranquilidad que hoy exhiben.

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