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Navidad: Perfecta para el amor

Algo mágico y maravilloso tiene la época de Navidad que a todos nos contagia y entusiasma.

A pesar de cualquier situación difícil que haya ocurrido en el transcurso del año, el final de este período se convierte en la época perfecta para replantear objetivos, identificar que queremos fortalecer, seleccionar a quienes queremos a nuestro lado para el año siguiente y soltar lo que nos atormenta.

Como parte intrínseca del ser humano todos tenemos la necesidad de amar y sentirnos amados.

La Navidad en sí misma es un misterio de amor. Una cadena de eventos extraordinarios que dieron paso al nacimiento de Jesús.

Pero en el ir y venir de los días vamos olvidando la esencia que envuelve la época: el amor. No es casualidad que miles de parejas en el mundo elijan este mes para unir sus vidas. La Navidad es la mejor excusa para decir ¡Te quiero! El amor tiene múltiples maneras de manifestarse: a través de un fuerte abrazo a quien este viviendo un momento difícil, con una sonrisa y un saludo a quienes comparten la jornada laboral con nosotros, perdonando, siendo amables, teniendo misericordia y consideración, poniéndonos en el lugar de otra persona… Amándo a nuestro prójimo. Solemos pensar que el momento del ahora nunca terminará y que la vida siempre será perfecta. Nos duele admitir que corremos el mismo riesgo que quienes caminan a nuestro lado. Actuamos como si estuviéramos seguros de que los males ajenos nunca serán nuestros.

Que equivocados estamos cuando pretendemos ir desafiantes por la vida sin compadecernos del dolor de los demás. He visto mucha gente que pareciera incapaz de amar a su prójimo y que esconden tras una careta su soledad y su tristeza por no tener la valentía de amar.

El amor requiere tiempo y no es hereditario. Nace dentro de nosotros y solo crecerá en la medida en que estemos dispuestos a alimentarlo. Para muchos el principal problema con el amor es que les da miedo investigar que hay en su corazón para dar.

En la práctica, el amor al prójimo es la acción desinteresada en bien de otros, principalmente de aquellos que de alguna manera nos necesitan, física, económica y emocionalmente.

El amor al prójimo en todas sus formas merece un gran reconocimiento.

Cuánto más se aplica, más plenitud podemos disfrutar.

Si en algo estamos de acuerdo, casi todos los seres humanos, es en que la Navidad es tiempo de alegría. Celebremos que Dios está con nosotros, que está vivo en nuestro corazón.

Que la visión de aquel humilde pesebre, engalanado por la luz de la estrella, y en el cual nació Jesús nos de la paz interior que tanto necesitamos y la esperanza de que siempre habrá un mañana mejor.

Soy fanática de las listas, así que te propongo que hagas la tuya con los nombres de las personas que te importan: tu pareja, tus hijos, madre, amigos, compañeros de trabajo, vecinos… Diles lo mucho que los quieres.

Aprovechemos el tiempo que la Navidad es perfecta para el amor.

¡Hasta el Lunes!

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