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CRÓNICA LIGERA

¡El Cibao!

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

¡Con dolor y tristeza he visto llorar el cielo y el Cibao ha sido su pañuelo! Así quiero verlo. Soy cibaeña de pura cepa. Y campesina orgullosa. Promuevo y me siento embajadora de esa zona del país. Amo el verdor de sus campos, sus costumbres y tradiciones.No dude usted que de vez en cuando mis expresiones dejen al descubierto mis raíces. Noviembre, ha sido un mes donde la madre naturaleza ha marcado nuestras tierras con fuertes lluvias, caídas en la zona Norte del país, justo en el centro, donde está el Cibao. Nuestros ríos han vuelto a sus orígenes y con ellos decenas de familias han recibido una feroz embestida. Carreteras, caminos y puentes han sido destruidos y algunas comunidades están aisladas, tras más de veintiún días contínuos de aguaceros en esa zona de la nación sus pobladores han tenido que enfrentar los embates de este desastre natural, que no ha tenido compasión para arrasar con todo, y con furia se ha llevado entre sus garras importantes cultivos, pequeños sembradíos, humildes viviendas y el esfuerzos del hombre que a diario trabaja en la agricultura. Me duele el alma, al ver como los moradores entre lágrimas y desesperación ven sus esfuerzos perdidos; sin embargo, agradezco a Dios verlos vivosÖ Admito que soy de las que esta situación me tomó por sorpresa y hoy reconozco el valor de las redes sociales bien utilizadas y la labor seria de los medios de comunicación. Las noticias sobre Puerto Plata, que en un principio nos escandalizaron, rápido se convirtieron en alarma para éste y otros municipios de la franja norte. Aún sentimos preocupación al ver el estado en el que están, y nos deprime, pues las imágenes dejan al descubierto lo fuerte que está siendo golpeada en esta temporada de lluvia la bella “novia del Atlántico” y otros pueblos del nordeste de República Dominicana. Pienso en las decenas de familias, que han quedado a la intemperie, niños y ancianos, los más vulnerables, los más afectados, sus expresiones tristes y sus miradas perdidas, parten el alma en dos y, hasta el más fuerte de corazón lo sienteÖ Hoy es el Cibao que nos necesita y con un grito de esperanza pide ayuda y ora por misericordia, es el momento de ser solidarios con la más productiva zona del país. Aunque el horizonte es triste y lo peor es que las lluvias no cesarán como necesitamos, es el momento de ser solidarios, pues de su rápida recuperación dependemos todos. Confío en la solidaridad que nos caracteriza, es ahora cuando unidos podremos ser parte del restablecimiento del Cibao. “Nadie es tan pobre que no pueda dar, ni tan rico que no pueda necesitar”. Nos leemos la próxima semana. con el favor de Dios.

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