Los placeres de la vida

Recientemente la revista Zona N de LISTÍN DIARIO celebró su décimo aniversario. La publicación mensual, encartada en la circulación del “decano de la prensa nacional’, refleja en sus páginas la esencia de la próspera región del Cibao.

Con el paso de los años la revista se ha convertido en un referente de actualidad y calidad que refleja el talento, cultura, historia y toda la vitalidad de una provincia en pleno desarrollo.

Como parte del contenido especial, su editora, Leslie Polanco, ha preparado una excelente propuesta de aniversario que nos lleva a un recorrido por lo que ella y su equipo han denominado ‘Los placeres de la vida’.

Una acertada elección con la que estoy plenamente identificada: viajes, cigarros, gastronomía, vinos, sexo, compras, éxito, relajación, amor y música.

Pero a esta lista agregaría otros más, esas sensaciones maravillosas que muchas veces no nos damos cuenta que están a nuestra disposición y que pueden alegrarnos el día. Momentos de la vida que suelen ser sencillos, pero que nos hacen feliz.

Sin duda todos tenemos más de un instante que jamás cambiaríamos ni por la más increíble de las fortunas. Un abrazo de tus hijos, un beso de la persona que amas, una amena conversación con tu madre, o jugar un rato con tu mascota, que de hecho suele ser un intercambio de afectos que nos llena de energía y gozo.

Sentir la brisa en la cara, caminar descalzo en la arena, disfrutar el olor a tierra mojada, reír a carcajadas, jugar monopolio en la cama, escuchar el canto de un ave, dormir sin preocupaciones… En fin, esas cosas que nos hacen sentir realmente seres humanos.

A muchas lágrimas y rabietas el tiempo me ha enseñado que el placer de lo sencillo es una actitud. No todas las personas saben disfrutar de las cosas elementales que les ofrece la vida. Muchos son incapaces de percibirlas, y es que leí una vez que mientras más armonía y belleza exista en nuestro interior, más armonía y belleza veremos en todo lo que nos rodea.

¡La vida se vuelve una fiesta cuando decidimos aprender a bailar! Regocijarse con las bondades de la creación implica hacer consciencia de que cada ser es diferente y especial. Que cada elemento creado por Dios tiene un papel fundamental.

Reflexionar y aceptar que no podemos cambiar el mundo y aprender a respetar para convertirnos en multiplicadores de momentos memorables.

Cada cual es libre de complicarse la vida tanto como desee, y si lo disfruta, yo lo aplaudo.

Pero propongo que dejemos de obsesionarnos por un futuro en el que no tenemos control.

Vamos a empezar a mirar todas las riquezas que tenemos cerca, a saborearlas y a dar gracias a Dios. ¡Anímate y haz tu lista! ¡Hasta el lunes!