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COMPROMISO.

Tomás Vargas disfruta la complicidad con sus hijos

Un cómplice en todo el sentido de la palabra, así describe Arianna Vargas a su padre Tomás Vargas, un hombre que da todo por su familia y vela por mantenerlos unidos, haciendo del amor y la confianza los elementos claves en su crianza.

Para muchos, ser padre es una de las experiencias más gratificantes que se puede sentir. Con la sonrisa de los hijos se pueden olvidar los problemas y sacrificarse cada día por darles lo mejor, esa es una satisfacción que no puede ser valorada monetariamente. El protagonista de la serie especial de hoy no es la excepción.

“Cuando nació Haronid, la mayor de las hembras, vivíamos en una casita alquilada, la primera experiencia fue muy linda y la llegada de la niña le dio alegría al hogar. Desde pequeña fue una niña tranquila, teníamos de costumbre viajar por los pueblos, algo que fue siempre una travesía ya que debíamos pararnos a cada rato para que la pequeña pudiera hacer sus necesidades”, comenta Tomás Vargas entre risas.

“Cuando nació Arianita, la segunda, ya estábamos más estables económicamente, en ese momento el trabajo se hizo mayor y el tiempo que pasaba con las niñas era menor, pero siempre buscaba la manera de compartir alguna actividad con ellas”, explica Vargas.

A pesar de que ya son adultas y pueden darse el lujo de tomar sus propias decisiones, Arianna y Haronid, siempre apuestan a consultar con sus padres, ya que entienden que siempre sus consejos las llevaran por el mejor camino.

Con una tierna mirada y palabras entrecortadas por la emoción, Arianna Vargas cuenta como es la relación con su padre: “mi papá es mi ejemplo a seguir, desde pequeña lo admiro porque cumple todas sus metas, se le ocurren ideas que nadie sabe de dónde las saca y llena a todos de emociones, siempre con esfuerzo, le agradezco mucho porque la unión de esta familia ha sido gracias a él y a toda su entrega” cuenta sonriente.

Volores

Tomás Vargas considera que la paciencia y la comunicación son los principales ingredientes para la crianza de los hijos, y cree que se debe educar a los hijos de manera que puedan ser independientes en todos los aspectos de sus vidas, “el padre debe ser receptivo, apretar y luego ceder, la función de un padre debe ser de moderador ante la vida de un hijo, darle un consejo pero dejarlos ser ellos mismos”.

Para este padre la relación que sus hijas puedan tener con las personas que les rodean es muy importante, considera que el respeto y la convivencia con las demás personas ayudan a los hijos a ser mejores personas.

“Cuando las niñas estaban pequeñas hacíamos campamentos improvisados con los vecinos, para enseñarles a las niñas a interactuar con otras personas y que aprendieran actividades que les ayudarían en su vida diaria” expresa Vargas.

Haronid, la mayor de las hembras, está de acuerdo con que todo el sacrificio que su padre hizo fue para que ella y su hermana sean hoy profesionales destacadas y personas de buen corazón. “Mi papá ha sido mi soporte y mi animador. Siempre me ha impulsado a seguir adelante en las altas y bajas de mi vida, me ha enseñado la importancia de la preparación, tanto personal como profesional, y que la constancia y el esfuerzo dan sus frutos”.

PRIMOGÉNITO

“Desde mi niñez y adolescencia mi padre siempre se preocupó porque compartiéramos juntos como familia, hacíamos karaoke casi diario en familia. Además, mi hermana y yo en vacaciones íbamos a la clínica a ayudar en la óptica, en la recepción o mirando el proceso en cirugía”, agrega.

Al igual que su hermana, Haronid considera que la perseverancia de su mentor la hicieron culminar cada uno de sus proyectos en la vida. “Ha sido un verdadero modelo a seguir para mí, su humildad, gran corazón, persistencia y pasión por lo que hace son cosas que me llenan de orgullo, felicidad y agradecimiento hacia Dios por haberme dado la oportunidad de tener un padre como él”.

“Tomás Vargas, quien es médico oftalmólogo de profesión, fundador y propietario del Instituto Contra la Ceguera por Glaucoma, a sabido combinar su trabajo con la familia, involucrando a sus niñas en las actividades que se realizan en la empresa, y aunque confiesa que le hubiese gustado que sus hijas fueran médico, y solo la mayor tomó ese camino, considera que la decisión de qué estudiar siempre se las dejó a ellas.

El orgullo de este padre es tal que al hablar de sus hijos, y de lo que estos han alcanzado, fue inevitable que no se emocionara y expresara su amor con lágrimas. “Me siento orgulloso de haberlas visto pequeñas y ahora mujeres, ser padre es un proceso de aprendizaje que no está en ningún libro porque cada niño es diferente”.

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