Responsabilidad

¡Hola, buenos días! Con la protección divina de nuestro Señor Jesús nos reencontramos esta semana. Desde hace unos días vengo buscándole una explicación a los diferentes actos de raterismo, violencia, exhibicionismo y vulgaridad que involucran a nuestros jóvenes, lamentablemente he llegado a la conclusión que estamos recogiendo lo sembrado y ahí entra nuestra responsabilidad de padres. Nuestra sociedad es cada vez más voluble, está sumergida a cambios constantes y enfrenta la transculturación, todo esto de una u otra manera influye. Sin embargo, sigo creyendo que los tutores debemos asumir nuestra responsabilidad de ser guías y orientadores de nuestros hijos, nuestro accionar es el que les trazará las pautas a seguir, pues desde niños prevalece más en ellos los hechos que las palabras. Esta generación al igual que las futuras está sumergida en las redes sociales, buenas o malas han venido a complementar nuestras relaciones personales y con ellas el modernismo de la tecnología ha traído sus influencias, las cuales aportan al desarrollo y comportamiento de nuestros jóvenes. Lo preocupante es cuando los cambios se imponen a nuestros valores, provocando que el exhibicionismo y la popularidad en su entorno social estén por encima de sus principios. Ver los acontecimientos que se vuelven virales en las distintas redes sociales, así como los personajes que influyen en esta, nos hace entender que la vergüenza está de vacaciones y que el pudor no existeÖ nosotros fuimos adolescentes, vivimos nuestra etapa, eran otros tiempos, pero nunca la banalidad, el materialismo y el consumismo fueron nuestro norte a seguir, mucho menos a lograr nuestros propósitos sin esfuerzo y trabajoÖ Esta reflexión me dice que está en nosotros, los jefes de familia y líderes de nuestros hogares, tomar el control del futuro de nuestros hijos y con ello contribuir a una mejor sociedad. Es nuestro deber enseñarles el camino correcto, trazarles las pautas a seguir, ser soportes de sus sueños e implementar desde dentro los cambios que deseamos ver fuera. Es el momento del autoanálisis, de identificar dónde hemos fallado, al tiempo de reconocer que es nuestra responsabilidad entregarle al país hombres y mujeres de bien. Quizás sea difícil volver a las crianzas antiguas, donde lo que imperaba era la psicología de la pela, los castigos y regaños, reglas que dieron sus frutos a nuestros ancestros y hoy tenemos importantes resultados, pero si podemos asumir nuestro deber de verdadero rol de orientadores, para conseguir los resultados esperados. Que la decisión no sea por clases sociales, ni por niveles de educación, sino por conciencia y compromiso, con el simple propósito de que imperen los valores y la formación de hogar en las nuevas generaciones, para así eliminar la brecha entre grupo, que es la única manera de superar la desigualdad. También nuestras autoridades deben entrar en un plano reflexivo, sus mensajes están llegando distorsionados no solamente a los jóvenes, sino a la sociedad en sentido general. No debemos permitir que se recompense la corrupción, ni se premie lo mal hecho y la impunidad no debe convivir entre nosotrosÖ Es desde adentro hacia fuera que se provocan los cambios.

¡Será hasta la próxima semana con la bendición de Dios!