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DIAMANTE

Una joya de mujer

UNA PRUEBA DE PODER DE DIOS EN LA CREACIÓN

Norma Rivera de Vargas

Norma Rivera de Vargas

Norma Rivera de Vargas se confiesa admiradora de las joyas, especialmente del diamante por su interesante historia y belleza singular. Ha dedicado varios años de su vida al estudio e investigación de este mineral que define como el “símbolo por excelencia del amor eterno”.

“El diamante es tan romántico, mágico, poderoso e irresistible como la mujer. El que posee un diamante tiene un fragmento de la eternidad y se adorna con los rayos puros de los principios de la creación. Así de mística es esta piedra preciosa”, explica Rivera.

Por varias décadas laboró como profesora en Unapec y estudió gemología en el Instituto Gemológico de Estados Unidos, con una especialidad en diamantes en el Instituto Gemológico Español. Ha ocupado la presidencia de la Asociación Dominicana de Joyerías y la secretaría de la Junta de Directores de la Organización Nacional de Empresas Comerciales.

Madre, esposa, empresaria, maestra e investigadora, Norma Rivera confiesa que ha sido bendecida con tres joyas preciosas, sus hijos: Michelle, Tirso y Lenny. Se define como una mujer exigente consigo misma, disciplinada física, mental y espiritualmente, y respetuosa de las leyes de Dios.

Para esta gemóloga de profesión las joyas son el inmortal complemento clásico de la mujer, concebidas para perdurar en el tiempo y ser heredadas de generación tras generación. “El primer destello que causa un diamante entre las personas es la fascinación: un viaje que te absorbe por lo alucinante de su origen, la fuerza de su composición, el encanto que provoca su brillo y su romántico significado”, dice.

Lo más satisfactorio de su carrera en el mundo de la joyería es saber que las personas confían en su opinión experta. “El carácter disciplinado que he desarrollado como maestra influye en mi trabajo. Soy determinada y firme. He asumido un gran compromiso profesional y mi firma no es negociable. Cuando llega un diamante para ser valorado no pregunto el nombre del propietario, realizo la evaluación con criterio, objetividad y responsabilidad sin importar el resultado”, sostiene.

TESTIMONIO. “He aprendido que el elemento que aporta el valor más alto a un diamante es el sentimiento intrínseco que posee. Desde el trabajo artesanal de los expertos en joyería, la emoción de quien lo regala hasta el significado que representa para quien lo recibe. Sin duda, el diamante será por los siglos de los siglos una piedra indestructible en todos los sentidos”, dice Norma Rivera de Vargas.

Conocimiento Una gema única. A juicio de la experta en piedras preciosas, para elegir el diamante perfecto se deben tomar en cuenta cuatro atributos importantes: corte, color, claridad y ‘carat’ (peso en quilates).

convertirse en algo hermoso, extraño e indestructible.

El nombre diamante viene del griego “Adamas” que significa el invencible, el eterno, el irrompible.

El diamante es el número uno en valor entre todas las gemas en todo el mundo. Fueron descubiertos hace 2,500 años en la India y su belleza llevó a los antiguos a creer que eran astillas de las estrellas, relámpagos cristalizados, o gotas de roció endurecidas; por eso se reservó su uso solo para los nobles.

Elizabeth Taylor. “Las chicas grandes necesitan diamantes grandes.” Taylor fue amante de las joyas y desarrolló un profundo conocimiento sobre las piedras preciosas. Fue evidente que poseía un ojo de experto. La diva del cine coleccionaba las mejores piezas de diamantes de la época, muchas poseían un gran valor sentimental porque fueron regalos de sus esposos.

Marilyn Monroe. “Los diamantes son los mejores amigos de una mujer”. La pasión de Monroe por las joyas era por todos conocida. Marilyn ayudó a promover la joyería del diamante en sus múltiples apariciones en el cine y en reuniones sociales.

Explica que el diamante es un carbono cristalizado que pasó millones de años a una presión muy elevada hasta

Elizabeth Taylor.

Marilyn Monroe.

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