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Intercambio

Experiencias que motivan a emprender

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Estefany Rodríguez VierSanto Domingo

Emprender nace de una idea o situación que motiva a trabajar en un proyecto. En el caso de los jóvenes Paloma de la Cruz, Alina Estrella, Jason Grullón y Wencke Eisert, la iniciativa de creer e iniciar sus proyectos partió después de vivir la experiencia del intercambio cultural por parte de AFS Intercambios Culturales.

Vivir durante aproximadamente un año fuera de sus países de origen, abrir los ojos a un “mundo” totalmente diferente, sirvió para que estos estudiantes pudiesen crear nuevas perspectivas de la vida.

Cuando una persona conoce la cultura de otro lugar, expande su representación del mundo y su modo de pensar, al mismo tiempo de que se convierte en un ente interculturalmente competente y trata proactivamente de diseñar soluciones a las necesidades de varios grupos de personas al mismo tiempo, comenta Pablo Viñas, director ejecutivo de la institución.

“Cuando se está en el intercambio no solo se aprende de la cultura a dónde se va, sino que también se perciben las diferencias de aquellos elementos que pueden variar entre una cultura y otra, y de ahí es que un empresario interculturalmente competente pueda diseñar servicios para un mayor número de personas”, apunta.

El programa no solo fortalece la personalidad de los jóvenes, sino que también crea lazos afectivos con su familia anfitriona, que perduran durante los años, permite el aprendizaje de nuevos idiomas y constituye un impulso para crecer como seres humanos y futuros profesionales.

“Fue un tipo de ropa de segunda mano que conocí en Bélgica, aquí era una locura pensar en eso, usar ropa que ha sido usada por otra persona y allá era tan normal, que yo dije voy a iniciar un negocio. Mi vida profesional se inició impulsada por AFS”, señala.

Actualmente de la Cruz tiene un blog de moda y estilo de vida, trabaja en talleres de emprendimiento, conduce un programa de radio, es dueña de varias colecciones de ropa y accesorios, además, colabora con marcas como líder de opinión.

En el caso de Wencke Eisert, quien viajó de Alemania a la provincia de Moca, en 2012, estudiaba español en el colegio y quería perfeccionar el idioma, sin embargo, España lo consideraba muy cerca, por lo que decidió hacer el intercambio y conocer una cultura totalmente diferente.

La vivencia le permitió determinar la carrera universitaria a cursar, asimismo crear un lazo afectivo aún vigente con la familia que la acogió en su estadía en el país. “Después del intercambio me di cuenta de lo que quería escoger como profesión. Ahora mismo estoy estudiando Comunicación pro bilingüe con especialidad en cultura y medios, en español e inglés”, dice.

“Siempre fui súper tímida, el intercambio me ayudó a salir obligado de mi zona de confort”, expone Alina Estrella, que vivió la experiencia en 2006 viajando a Bélgica Flamenca.

Describe la experiencia como la mejor decisión de su vida, la cual le permitió ver el mundo desde una óptica y perspectiva diferente, además abrirse a conocer personas de diferentes partes del mundo y aprender otros idiomas.

Resalta que en el extranjero pudo conocer y relacionarse con entes que en un futuro podrían ser fuentes de trabajo. En la actualidad labora para una compañía internacional manejando las comunicaciones de seis países, al mismo tiempo de ser comediante, realizando ‘stand up comedy’ en el país.

“Yo no hubiese podido alcanzar todo estas cosas si no tuviese la facilidad de entender cuáles son las necesidades de otros países. Definitivamente me sirvió para mi carrera, también en la parte del ‘stand up’. Me ayudó a ver el mundo desde otro ángulo e impactó mi humor”, manifiesta Estrella.

Para Jason Grullón, lo que se vive en los intercambios sirve para evaluar y ver con ojos diferentes las virtudes y problemáticas de República Dominicana, apreciando lo bueno que tiene y al mismo tiempo ver aquellas cosas por mejorar. Viajó a Alemania en 2008, gracias a una beca como deportista. Externa que luego de ese año su vida dio un giro en ese país.

“Fue una experiencia chulísima, definitivamente me marcó. Yo vine y trabajé con la Cooperación Alemana, lógicamente fue un trabajo que vino directamente relacionado a lo vivido por AFS”, resalta.

Su ojo observador le permitió ver las posibilidades de negocio. Emprendió Virtü, empresa que se dedica a la manufactura ética de textiles producidos en RD, bajo condiciones socialmente responsables y se exportan a Alemania, mercado dispuesto a pagar por ese tipo de trabajo.

El programa principal es el escolar, dirigido a jóvenes de entre 15 y 18 años. Para participar se debe tener una recomendación de la escuela, disposición de aprender y vivir otra cultura, además de pasar por un campamento de preselección que está conducido por voluntarios, indica Viñas. “El 10% de los jóvenes que viajan por la organización tienen beca, ya sea parcial o total, a destinos como: China, Filipinas, India, Indonesia, Malasia, Tailandia y Turquía”. Además la institución tiene programas para adultos relacionados con idiomas, educación terciaria, pasantías y voluntariado en el extranjero.

El campamento de preselección está pautado para el 15, 16 y 17 de septiembre, como primera fase para los interesados en realizar el intercambio en junio 2018. El formulario de inscripción se encuentra en la página web de la institución.

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