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Exposición

Antonio Guadalupe viene con una factura peculiar

Antonio Guadalupe y Ana Yee de Cury.

Antonio Guadalupe y Ana Yee de Cury.

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Virginia Goris | Especial para LDSanto Domingo

Antonio Guadalupe es uno de los artistas más cotizados y premiados de la plástica dominicana. Hoy presenta su decima tercera exposición individual, ‘Diálogo de Fauna’, mostrada en el Museo de las Casas Reales. Veinte obras de gran formato, las que según el maestro que reivindica la cultura taína de nuestros ancestros: “No tiene el espíritu ni el ritmo de la moda, sino mis respiros espirituales, pero sí es producto de una intensa investigación sobre la fauna dominicana”.

El artista mocano, de fama internacional, prosigue demostrando su maestría reconocida sobre el uso del color, que refleja en cada abordaje de sus temáticas. En ella mezcla un cromatismo tropical de rojos, anaranjados y bermellón imbricados con tonos pasteles como rosados, azules, verdes, lilas y también los sepias, y el blanco y negro, pigmentos con los cuales se desplaza su diálogo de fauna, resaltando el carboncillo, la línea fuerte marcada, pero también con plena libertad creativa.

Con una factura peculiar, Guadalupe fluye entre sus lienzos con un lenguaje tan personal con un sello que es reconocible para sus seguidores y coleccionistas, a tal punto que, en ‘Diálogo de Fauna’ ha querido narrar y plasmar el mundo mágico que nos rodea y que transita por nuestra mente de manera que este mundo mental se convierte en una realidad plástica, donde la figuración muestra signos que representen parte de la historia.

Su iconografía fantástica bordeando el bestiario se asemeja en su contexto a una simbiosis narrativa de sus códigos peculiares. En esa parafernalia donde el dibujo deja su impronta y la pintura incide su tránsito por el lienzo. El artista no sucumbe a lo estridente del color. En esta muestra permea su paleta a tonos más armoniosos, más arrullador y más en consonancia con su madurez plástica.

Pero en contraposición con el color, en lo figurativo de sus códigos visuales, el maestro recurre en sus formulaciones pictóricas adosado a ilustraciones infantiles y a la reminiscencias taina con gran soltura, sin dejar de lado uno de los componentes de nuestra cultura étnica irradiada también en la africana y deja constancia en la epidermis de sus lienzos la idiosincrasia dominicana. Esta muestra, que estará abierta hasta el 30 de julio, es una convocatoria para admirar y seguir la evolución plástica de un verdadero maestro, que concibe su arte como un testimonio constante de los rastros y avance de la cultura dominicana.

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