Cinco razones por las que amo la cirugía plástica

Los médicos nos especializamos según nuestras inclinaciones, inquietudes y deseos, así como en base a las necesidades que más visualizamos en los demás y por amor. Esta última, a mi entender, es la más importante, pues es la que va a lograr mantenernos haciendo lo que hemos estudiado hasta que nuestras vidas nos lo permitan. Es por esto que hoy, como cirujana plástica que soy, quiero compartir con ustedes las razones principales por las que amo mi profesión: la cirugía plástica.

1. Cambiar vidas: al realizarnos una cirugía plástica transformamos no solo nuestro cuerpo, sino también nuestras vidas, pues nos sentimos más cómodos o cómodas con la imagen que vemos y esto nos da seguridad, así que a la hora de una reunión, una cita, tomarnos una foto e incluso en la intimidad, actuaremos totalmente diferentes a como hubiésemos actuado con unas libritas de más o sin nada de busto o caderas. La ropa nos queda mucho mejor, en las fotos sales mucho mejor, y hasta los piropos que recibimos levantan el ánimo.

2. Ver feliz a los demás: cuando las pacientes agradecen mi trabajo, y me dan sus testimonios de lo que ha cambiado su vida y lo feliz que son, me llena de satisfacción y quedo totalmente complacida con mi trabajo, pues ver manifiesta esa felicidad y saber que soy parte de ella es realmente un orgullo para mí, tanto como profesional como ser humano.

3. Contribuir a la estilización de los cuerpos: Siempre me he considerado una persona perfeccionista, y el mejor escenario para hacerlo es dentro del quirófano. Me complace enormemente poder construir barbies, porque, ¿a quién no le gusta tener el mejor cuerpo de todos?

4. Mantenerme ocupada: me encanta trabajar y estar ocupada, y qué mejor manera que transformando vidas.

5. Subir autoestimas: para mí esta es la más importante, por esto lo dejo de último. La autoestima revela lo que somos y llevamos dentro, de ella dependerá cómo vemos la vida y enfrentamos situaciones, así que una autoestima alta definitivamente va a dar un giro de 180 grados a cualquier persona.