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¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”

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Maruchi R. De ElmúdesiSanto Domingo

Hoy, quinto domingo de Pascua, la Segunda Lectura está tomada de la Primera Carta de San Pedro, y es una carta sumamente rica en catequesis.

Muchas veces pensamos que los “cristianos” de hoy hemos bajado demasiado la guardia frente al mensaje de las Sagradas Escrituras, y de todo el Nuevo Testamento. Por lograr “adeptos”, nos hemos hecho demasiado tolerantes ante lo que es la palabra de Dios, especialmente para vivirla.

San Pedro dice hoy en su carta

que para nosotros los creyentes, Jesucristo es la Piedra Angular, que tiene gran precio, pero que, para los incrédulos, es la “piedra que desecharon los arquitectos y que se ha convertido en piedra de tropezar y en roca de estrellarse. Y ellos tropiezan al no creer en la Palabra: ese es su destino. Nosotros somos una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para

proclamar las hazañas del que

nos llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa”.

¿Quiénes estamos conscientes

de todo esto? y ¿qué significa

esto? Nosotros, fieles laicos, quienes somos miembros de la Iglesia, por nuestro bautismo, nos hemos “hecho partícipes de la función sacerdotal, profética y real de Jesucristo, y ejercemos, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo”, Concilio Vat. II Const. Lumen Gentium No. 31. Como ven, somos personas sumamente importantes para el Señor, quien cuenta con nosotros para que continuemos su obra.

“Los laicos, que desempeñan

parte activa en toda la vida

de la Iglesia, no solamente

están obligados a cristianizar

el mundo, sino que además su

vocación se extiende a ser testigos de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana”, Concilio Vat. II, Const. Gaudium et Spes No.43.

¿Qué significa cristianizar el

mundo? ¿Plegarnos a sus criterios, o luchar por implantar los criterios del Evangelio? ¿Es eso lo que hemos estado haciendo? ¿Qué fue lo que hizo fray Antón de Montesinos con las acciones de los “cristianos” de la colonia, hace ya 500 años? ¿Ha cambiado mucho la sociedad hoy? Es verdad que él prefirió ser mártir, porque luchó por las palabras del evangelio en contra de los “poderosos” de su época. ¿Estamos nosotros hoy en disposición de ser mártires por lo que creemos, o preferimos mantenernos observando el panorama?

Estamos viendo cantidad de

cosas y casos absurdos desde el punto de vista cristiano, y ¿qué hacemos para enfrentarlos?

El Señor nos dice en el evangelio de hoy: “Yo soy el camino,

la verdad y la vida”. Y les dice

también a sus discípulos: “¡Que

no tiemble su corazón!”.

Tenemos que hacernos fuertes

en el amor, la justicia y la verdad, para defender las verdades del evangelio, por sobre todas las cosas, porque contamos con Él siempre para poder realizarlas. Amén.

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