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Psicología

Razones reales de un hecho lamentable en la adolescencia

A propósito de la serie de televisión y el juego de Internet de los que se habla estos días, hay que dialogar abiertamente con los hijos, para evitar el problema y sus consecuencias.

Recomendaciones. Hablemos con nuestros hijos e hijas en vez de callar; escuchémoslos sin juzgar; dejemos a un lado las críticas o los mandatos para escuchar lo que realmente están sintiendo.

Recomendaciones. Hablemos con nuestros hijos e hijas en vez de callar; escuchémoslos sin juzgar; dejemos a un lado las críticas o los mandatos para escuchar lo que realmente están sintiendo.

Abrir un diálogo abiertamente franco y honesto con nuestros hijos sobre temas que son duros, tristes y difíciles pero reales no es fácil. De hecho, la mayoría de las veces es tan difícil lograrlo que no se puede. Sin embargo, hay que hacerlo.

En mi experiencia, trabajando con familias que acuden a terapia en busca de ayuda u orientación, con situaciones de sus hijos o hijas adolescentes, donde normalmente vienen con el concepto de que estos (los adolescentes) son el problema, y entendiendo que debo arreglar el problema, cuando hacemos el acercamiento a la raíz o a muchas respuestas a su demanda de ayuda no vuelven a consulta.

¿Por qué pasa esto? ¿Por qué no seguir en el proceso si eso es lo que vino a buscar, ayuda? Entre las razones principales o más comunes es que el padre o la madre no se entiende o percibe como parte de la situación, o, en su defecto, si hablamos de una depresión infantil o en la adolescencia (que aunque lo queramos negar sí existe), argumentan que “un adolescente no tiene por que deprimirse”, “el/ella lo tiene todo, cómo se va a deprimir”; “bullying? Qué es eso. En mi época pasaba y lo resolvíamos a trompadas”; “los niños no se deprimen”; “él/ella ni cuenta se dio que su papá se fue de la casa, no le ha afectado”; él es inteligente, no puede ser que se sienta feo o que lo estén relajando en el colegio”; “no somos ricos, pero no le falta nada”; “nosotros somos muy creyentes y cristianos, él/ella no puede estar triste, eso no es de Dios”.

Estos son solo algunos argumentos que he escuchado, indistintamente de clase social, raza, creencia, edad o tipo de familia. ¿Qué quiere decir esto? Que la depresión puede entrar al hogar de cualquiera, que es una realidad, y que si le damos la espalda, no se habla y no se trata, va a entrar como solución y como alternativa lo que estamos viendo en la ya famosa serie “13 reasons why”. Un joven, un niño que está pasando por esto y se identifica con los personajes y las situaciones por ese vacío, incomprensión o abandono de los padres puede sentirse cautivado por la misma.

Hay y van a haber diferentes posiciones con relación al tema, y cada uno tendrá sus argumentos. Hay que respetarlos, pero un punto en el que particularmente no estoy de acuerdo es en la prohibición, porque en esta época totalmente tecnológica y más para la generación de los milenios, es prácticamente imposible.

Esta serie ha venido a abrir una caja de Pandora que ha estado ahí y que por miedo, ignorancia, desconocimiento o negación no hemos querido enfrentar. La serie debe ser una advertencia para las familias, para que abramos este tema y se debata; que hablemos con nuestros hijos e hijas en vez de callar; que los escuchemos sin juzgar, que dejemos a un lado las críticas o los mandatos, para escuchar lo que realmente están sintiendo.

Realidad No podemos reducir a un simplismo cómodo que la serie va a aumentar la tasa de suicidio. Esta ha aumentado sin la serie y punto. Para que se tenga una idea, según la OMS el suicidio es la segunda causa de muerte a nivel mundial entre los 15 y 29 años. Es una realidad, no le demos la espalda, enfrentemos el tema de manera responsable, porque si usted cree que su hijo o hija no la ha visto, ok. Pero aun así, que no la haya visto no quiere decir que no ha escuchado de la misma, que los amiguitos no le han contado y, claro, este cuento puede estar bastante distorsionado. Por eso, empodérese del tema y converse con ellos. Si no sabe cómo, o no se siente lo suficientemente preparado para ello, acérquese al orientador del colegio o busque orientación de un profesional que entienda esta lo suficientemente capacitado para ayudarle.

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