Un primero de mayo pasado por agua

Otro primero de mayo que pasa sin luz ni sombra, esta vez mojado por los cuatro costados. Emma tenía muchos planes para conmemorar la fecha, siempre ha sido batalladora y defensora de la gente que inclina la cerviz para ganarse el pan. Se puso al habla con los convecinos de su pueblito para hacer una marcha tipo las marchas verdes, que le encantan. Para realizarla por todo el pueblo y así llamar la atención sobre la poca protección que tienen los trabajadores y los salarios de miseria que devengan. Muy bien organizado y con respaldo de la mayoría del pueblo, pero, oh míseros seres de ¡humana estirpe! El día amaneció gris y las nubes cargadas de lluvia no tardaron en soltar su carga sobre la tierra ya anegada en extremo. La marcha hubo que cancelarla y los contritos manifestantes, no tuvieron más remedio que apañarse con un sabroso sancocho que Emma y sus colegas prepararon para paliar la frustración de trabajadores y allegados. Hasta el alcalde hizo presencia en el convite, sabedor de la magia que emplea mi factótum en sus preparados culinarios. Por suerte no hubo periodistas en los alrededores para hacer quedar mal al comensal más distinguido y el que más engulló el sabroso brebaje. Emma regresó despotricando contra la naturaleza y acusándola de estar en contubernio con el gobierno, los ricos y poderosos. Yo le aconsejé que se tomara un cafecito y que pensara en la conmemoración del año que viene, a lo mejor corran con mejor suerte y la madre naturaleza se alié con los poderosos para reivindicar las aspiraciones del pueblo trabajador.