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FOLCLOREANDO

¿Quién entiende a la gente?

Creo, porque no he visto sus caras largas, que los únicos que protestaron por el precio de entrada al anfiteatro de Chavón para deleitarse con la diva Jennifer López fueron los que se quedaron en su casa, porque no tenían dinero para pagarlo o les molestaba que otros se pudieran dar ese lujo. Pero lo peor fue que estos mismos protestaran porque el show duró una hora y si hubiera durado dos o tres horas iban a pregonar que “fue muy largo”. Los que pagaron su entrada disfrutaron, porque para ellos el show fue de calidad o que hablen ahora, porque yo estaba lejos. ¿A Jennifer la contrataron como cantante? Que Jennifer no es cantante no tiene que ver con la gracia que tiene en el baile, los movimientos y que gusta por su cuerpazo a los varones. Pero yo escuchándola me di cuenta de que si yo tuviera un chin de voz de la “poca” que tiene estuviera en los cruceros buscándomela. La gente quiere -los envidiosos- que tenga la voz de María Callas, ¡qué cosa! Pero también es palo si boga y palo si no boga. Otra envidia es porque ella es tan segura de sí misma que ha sabido manejarse con sus pretendientes, maridos o lo que sea. Si Alex Rodríguez no hubiera estado presente de seguro habría una comidilla, y si no hubiera llevado su séquito familiar también, en pocas palabras “la envidia no mata, pero mortifica”. ¡Déjenla vivir en paz! También los requerimientos para su show. Quienes la contrataron sabían que dejaría beneficios y lo solicitado por ella se le concedió y los contratantes no protestaron. Me dio hasta pena leer lo que ponían en las redes sociales, me contaminó tanto que me sentí arrabalizada y lo único que hice fue ocultar todo lo que sentía que no me aportaba. Júrenlo, que si hubiera ido a ese espectáculo hubiera escrito lo que siento, no me apasiono ni me vuelvo loca, pudiera haber hecho una crónica de todo lo que pasó y por eso trato de no aceptar, es más ni aceptaré, que me estén regalando taquillas para decir lo que no siento o que un colega me esté trazando pautas o que diga que escribí complaciente porque me regalaron la entrada. Cuánta falta hace la Revista Bemoles con Pablo Jerez a la cabeza, ¡Dios mío!

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