El ambiente adecuado para meditar

La Semana Santa es el momento perfecto para quienes siempre han querido meditar pero nunca lo hacen por falta de tiempo. Esta es la ocasión de sentir que se van dejando todos los pensamientos negativo atrás, empezar de cero y con nuevas acciones que ayuden a lograr metas y objetivos.

Si te decides, hoy puede ser el primero de muchos días en la meditación. Pero antes, debes saber que el espacio que tomes para ello necesita estar dispuesto adecuadamente, ya que esto influye en los cambios positivos que se logran con la meditación.

Aspectos como la decoración, iluminación y el mobiliario en el lugar que has elegido son esenciales para un ambiente adecuado, indica Marcelo Alonso en “Cómo meditar. Técnicas orientales y occidentales de meditación” (ediciones Lea, 2012).

Estos son los detalles que se deben tomar en cuenta, según describe Alonso: Hora Lo mejor es meditar todos los días y temprano en la mañana. Es preferible tomar el tiempo después de levantarse y antes de desayunar.

Es importante hacerlo en ayuna y a primera hora porque el organismo humano, aunque se purifica durante la noche, al otro día se estresa hasta antes de salir de casa solo con que persona pensar en todo lo que hay hacer en el trabajo.

No olvides que la hora que decidas tomar hoy debe ser la misma mañana y los días siguientes, ya que esta práctica es como ir al gimnasio.

Lugar Silencio, calma y paz. Esto es primordial cuando medita. Por eso, es bueno preparar un lugar adecuado. Puede ser una habitación de la casa o tan solo un rincón.

El lugar debe ser limpio y ordenado, ya que un ambiente desordenado señala una personalidad caótica, que tiene problemas para organizarse, o que no se preocupa por el orden.

En caso de que hayan objetos en el lugar que se elija, estos deben estar ordenados y limpios.

Aire e iluminación Estos factores deben invadir el lugar. Por esto, la habitación tiene que contar con una ventana o ventanal amplio que deje entrar la luz del sol.

Es necesario que la ventana siempre esté abierta para que el aire viciado salga y el lugar se renueve con uno puro y fresco.

Desde esta es preferible que se vea el cielo o un paisaje verde; pero, si da a la calle o deja ver un edificio, es mejor colocar unas cortinas discretas y finas que dejen pasar la luz del sol.

La iluminación artifical debe ser evitada lo más posible y cuando sea inevitable, es importante que la utilices blanca y no amarilla.

Poca decoración La meditación invita a la austeridad y a lo simple. Los cuadros llamativos, muebles grandes, aparatos, alfombras muy mullidas son objetos que no caben en este cuarto.

Lo mejor es que esté pintando de blanco y tenga una manta o un almohadón donde sentarse para meditar, además de un pequeño altar para colocar velas aromáticas.

Se puede decorar con flores o plantas, pero es importante que estén muy sanas, y que las hojas y flores que se caigan se retiren para no ensuciar el espacio.

Silencio El ruido no es una opción en el espacio que se medita. Es importante que a la habitación no lleguen ruidos de la calle ni de otras partes de la casa.

Muchas personas instalan su sala de meditación en las terrazas, cuartos, patio, jardín o incluso en los sótanos (siempre y cuando hayan ventanas que los bañen de luz del sol y que sean aireados), porque de este modo se alejan del ajetreo propio de todo hogar.

Una música adecuada Los sonidos naturales son esenciales para meditar en un buen ambiente, si te gusta escuchar música.

Escoge canciones que lleguen a tu corazón, no importa las que sean siempre y cuando te gusten y te hagan sentir relajada. Aunque, ten presente que la música instrumental te puede distraer menos que la que tiene letra.

Aceites esenciales Los buenos aromas contribuyen con la relajación del cuerpo y la mente.

Si meditas puedes usar velas aromáticas, inciensos, sahumerios y aceites para hornillos.

Puedes encontrar una gran variedad de aromas para elegir. Alonso recomienda almendra, lila, damasco, eucalipto, lavanda, pera, rosa y jazmín. La elección dependerá de tu gusto.