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La Placita: un mercado rodeado de animación informal

Frutería. En La Placita, uno de los puestos de frutas y vegetales.

Frutería. En La Placita, uno de los puestos de frutas y vegetales.

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

El Mercado de Santurce, en San Juan, Puerto Rico, no implica sólo frutas, vegetales y carne fresca. Aún cuando expenda en su local tales productos en horas del día, en el atardecer se convierte en el corazón desde donde irradia un entorno de animación constante pero mayormente informal: bares, cafés, barras, pubs, trattorías, restaurantesÖ Una zona que sirve de punto de encuentro para distintas generaciones y diferentes clases sociales, ahora conocida con un nombre más entrañable: La Placita.

Hasta aquí me traslado con mi hija Carmen, en un atardecer de cielo gris donde apenas empieza a vislumbrarse lo que traerá la noche. Dicen que las de jueves y viernes son las más populares. Como adorno al aire libre hay esculturas de gigantescos aguacates delante del edificio que, levantado en 1910 en hierro y concreto, techado con armadura de acero cubierta de tejas de asbesto color rojo, fue remodelado a fines de la década del 1990.

(Los datos sobre su construcción original, encontrados en la web, indican que en 1910 medía treinta y nueve metros por el este y oeste, y diez y seis metros ochenta y dos centímetros por el norte y sur, ocupando una superficie de seiscientos cincuenta y cinco metros noventa y ocho centímetros cuadrados).

Bajo un kiosko con su toque de antaño hay gente de diversas edades. Unos, sentados. Otros, de pie. Nos adentramos en el edificio cuyo interior, por la hora, está casi vacío. Algunos puestos aún están abiertos: uno vende hermosos frutos y vegetales, otro exhibe souvenirs y una que otra pieza de ropa. A esta hora poco puede encontrarse a la venta.

Salimos por la fachada posterior, seguimos por la calle Ro-berts hasta desembocar frente al restaurante Garabatos en la calle Canals. Desandamos el trayecto para volver a La Placita, que se extiende por toda una cuadra a la redonda, aunque una cuadra corta.

(La Placita, según la describe Elnuevodia.com, es hoy el cuadrante formado por las calles Roberts, Orbeta y Dos Hermanos -con extensión a las calles Canals y Duffaut- y su imán no son las verduras, sino la vida nocturna y cultural que propicia la nueva camada de comerciantes).

El colorido de los locales, muchos de ellos con aspecto deteriorado, refleja un ambiente festivo con dibujos y frases en sus muros. Entre los dibujos de un zapato con la punta hacia abajo y otro con la punta hacia arriba han escrito “The distance between somebody and someone”. (La distancia entre alguien y alguien). No sé si en inglés hay alguna connotación que diferencie somebody de someone, pero en español la traducción es igual: alguien. Mientras otro letrero dibujado en una pared proyecta un excelente mensaje en español: “Si bebes no guíes”.

En nuestro deambular, pasa a nuestro lado un limpiabotas y un hombre que fuma un tabaco y lleva una lata de cerveza en la mano, al igual que muchos otros viandantes. En un estacionamiento lateral sorprende la espectacularidad de un par de motocicletas de gran cilindraje. Sus dueños son varones de mediana edad. A una mesa sobre una acera se sientan varios parroquianos. La vibra es de atmósfera relajada. Dentro de un rato ha de llegar la hora de los bailes y el jolgorio.

Aumento no hará crecer La Placita de Santurce”, dice Nitza Morán, presidenta de la Asociación de Comerciantes, “es uno de los centros más antiguos de entretenimiento local y turístico”.

Con la apertura de supermercados, la Plaza del Mercado de Santurce tuvo que transformarse, dando cabida a productos como los cigarros y otros que anteriormente no vendían.

Restaurante. El bar Garabatos funciona en la calle Canals, en el entorno de La Placita.

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