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POLIFACÉTICO

Guaroa Ubiñas Renville: un pincel humanista

Con una obra de gran formato expuesta en el Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), el artista rinde honor al sindicalista defensor de los trabajadores Mauricio Báez.

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

El pincel del artista Guaroa Ubiñas Renville enaltece con sus trazos la obra de uno de los hombres que más luchó por reconocer los derechos de los trabajadores de la caña en República Dominicana: Mauricio Báez. Y qué mejor forma de recordarlo que a través del arte.

Ubiñas, quien además de pintar tiene como pasión de vida la medicina y la literatura, asegura que en esta ocasión su vocación innata la puso al servicio de un hombre que merece todo su respeto y admiración por trabajar siempre apegado a sus ideales en pro de causas justas para la sociedad dominicana.

En esta travesía encuentra de aliado a su amigo César Mella, director del Instituto Dominicano de Seguros Sociales, quien le motivó a pintar la esencia de este personaje de todos los tiempos.

Entre trazos, guiado por la vorágine de sus conocimientos transcurren tres meses, hasta que por fin culminó la obra que hoy se exhibe en una de las paredes de la institución.

Una vida para servir Guaroa Ubiñas Renville está dotado de dones que perfeccionó para ponerlos al servicio de los demás. Es médico, escritor y pintor. Cuando lo preguntamos cómo se siente, dice: “He tenido suerte”.

Es sobreviviente de cáncer desde hace cuatro años y, aunque no es religioso, admite está satisfecho espiritualmente. Se inspira cada día en dar lo mejor cuando tiene ante él un rostro por reconstruir o un pincel para hacer una obra de arte, o simplemente dejar que su mente acuciosa se apodere de sus vivencias para ponerla al servicio de la literatura.

Siempre supo que la medicina, escribir y el arte serían las mejores formas para él comunicarse. “Desde que tengo uso de razón sabía que iba a ser médico. Nunca fue tema de discusión”, dice con una sonrisa que denota orgullo y satisfacción.

DE LA PIEZA En esta obra utiliza todos los colores de la paleta. Es una pintura de gran formato en la que retrata la vida y obra del sindicalista Mauricio Báez. En ella sintetiza sus más íntimos y perecederos trabajos en favor del jornalero y la vida consagrada de las costureras, mujeres que para la época (la era de Trujillo) tenían un gremio de 800 miembros. Aparecen las imágenes de Providencia viuda Lugo y Ana Irma Mesa; la de Mauricio como figura principal y muy cerca de él los limpiabotas, los yoleros, el cortador del caña de azúcar y el panadero: el obrero en todas sus manifestaciones. Ubiñas describe a la perfección el amor, la delicadeza, ternura, entrega y solidaridad de un hombre que era la voz viva de cientos que luchaban por un salario justo y mejores condiciones laborales. Lamentablemente murió a consecuencia de sus luchas en la época de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. Desapareció en La Habana, Cuba. Según algunos documentos murió en República Dominicana.

Entre la cirugía y las artes visuales Guaroa Ubiñas Renville pinta desde muy pequeño. “Mis primeros estudios los realicé en mi pueblo natal, San Cristóbal, en el liceo musical Pablo Claudio que dirigía Domingo Moreno Jiménez, considerado padre el Postumismo, movimiento que surge como un arma de denuncia y reproche social ante la ocupación norteamericana”. Estas y otras experiencias las comparte con LISTÍN DIARIO.

¿Qué lo inspira a pintar? Me inspiran los colores, la admiración por un personaje específico o por iniciativa de alguien que me motive, como en este caso, que el doctor César Mella me pidió honrar al sindicalista Mauricio Báez, a quien admiro por sus cualidades como ser humano y gremialista, siempre presto a defender los intereses de los más desposeídos. Una vez de visita en San Pedro de Macorís, conversé con campesinos mientras cortaban caña y me hablaron de él y de Guaroa Gil. Siempre lo he estimado, porque compartimos los ideales que motivan a uno a luchar por conquistas a favor de la mayoría. En mi caso, desde que ingresé en 1961 a la Universidad Autónoma de Santo Domingo formé parte del “Movimiento Renovador”, llegando a la posición de secretario general de la Federación de Estudiantes Dominicanos, por dos períodos consecutivos.

¿Por qué aceptó? Me sentí encantado con la propuesta. Nunca he dejado la pintura. Aún en mis labores como cirujano plástico dibujaba los rostros de los pacientes. Me he pasado la vida dibujando. Es algo genético.

¿Qué mensaje quiere transmitir en esta obra? Hice un esfuerzo para que se conozca el personaje en plenitud. Creo que la mayoría lo conoce por el club y por las calles que llevan su nombre, y no por su trabajo. Intento dar a conocer este hombre que dio continuidad a una política comunitaria creada desde la época de Ulises Hereaux, con la creación de organizaciones relacionadas con lo que hacía la gente. Es propicio recordar a Mauricio Báez, quien creó 33 gremios en San Pedro de Macorís. Su discurso era que todos tenían que estar agrupados. Cuando comienzan con las luchas salariales y otras reivindicaciones se convierten en sindicato. Así comienzan las contradicciones con los patronos, el problema del sindicalismo por la defensa de los derechos de los trabajadores... Me siento muy satisfecho de haber hecho esta obra.

¿Cuántas exposiciones ha hecho? Seis individuales: El Cantón Indigenista, Caribe de Colores, Mi Macuto de colores, Momentos Dominicanos, Testimonios de la realidad y Rostros de Ancianos.

¿Dónde están sus obras? Mis obras han sido adquiridas por médicos. Algunas están en la Asociación Médica Dominicana: La historia de la medicina y Duarte Joven. También la Fundación Manolo Tavárez Justo entregó la obra el “Sacrificio de la Aurora” como regalo al comandante Delio Gómez Ochoa y ahora en el Instituto Dominicano de Seguros Sociales acabó de entregar esta en homenaje a Mauricio Báez.

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