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Rehabilitación

Técnica para el desarrollo intelectual

Ciencia. Los estudios del desarrollo cerebral muestran que el cerebro no culmina su desarrollo al nacer y que los millones de conexiones nerviosas se realizan en los primeros años (0-3), dependiendo en gran parte de los estímulos externos.

Ciencia. Los estudios del desarrollo cerebral muestran que el cerebro no culmina su desarrollo al nacer y que los millones de conexiones nerviosas se realizan en los primeros años (0-3), dependiendo en gran parte de los estímulos externos.

La estimulación temprana como toda actividad que llevada a cabo de manera oportuna, ayuda al niño a potenciar su desarrollo, tanto físico, como psíquico.

Un programa pedagógico con base en técnicas de estimulación temprana, favorecerá las conexiones entre las neuronas, las cuales se crean cada vez que llega un estímulo al cerebro. Para que la información se convierta en estímulo debe producirle interés al niño, aunque sea de manera inconsciente.

El especialista Ricardo Regidor, un médico español, experto en la atención de niños de 0-8 años, en su libro ‘Las capacidades del niño’, define la estimulación temprana como: “Método Pedagógico basado en teorías científicas y en estudios de neurólogos de todo el mundo”.

Estas teorías de desarrollo cerebral afirman que el cerebro no culmina su desarrollo al nacer y que los millones de conexiones nerviosas se realizan en los primeros años (0-3), dependiendo en gran parte de los estímulos externos.

La estimulación debe ser dirigida a todos los niños, con o sin discapacidad, ya que todos los niños necesitan de la interacción con el adulto, del afecto y reclaman ayuda para crecer, desarrollarse e independizarse (la aplicación de esta técnica se inició en 1960 en Estados Unidos con niños que presentaban lesión cerebral y retraso en el desarrollo).

Los ejercicios y las actividades han de estimular cada una de las áreas del desarrollo del niño, considerando que el retraso o estimulación de una de ellas influirá en el retraso o estimulación de las demás.

El programa de Intervención Temprana, dependencia de la Dirección Nacional de Educación Especial de la Asociación Dominicana de Rehabilitación (ADR), cuenta con un equipo de maestras especializadas en estimulación temprana, quienes elaboran y llevan a cabo programas de trabajo con técnicas precisas y oportunas, teniendo en cuenta la individualidad y la disposición de cada niño (todas las terapias que reciben los niños en Intervención Temprana tienen como objetivo la neuroestimulación).

Además de la población atendida, niños de 0-6 años que presentan una discapacidad establecida o considerados de alto riesgo, se ofrece como programa preventivo el servicio de estimulación temprana a niños de 3 a 6 años de edad, los cuales asisten a una escuela regular, y que debido a un mal manejo o por falta de una adecuada estimulación a tiempo, presentan dificultades en el logro y la integración de los conocimientos básicos correspondientes a su edad, considerando que el desarrollo físico e intelectual debe ir en armonía con el desarrollo emocional y afectivo.

Las aulas del nivel inicial, tanto públicas como privadas, deben asumirse como espacios de atención y de estimulación temprana, enfocándose en potenciar las capacidades intelectuales del niño, a través del desarrollo sensorial, desarrollo motor (grueso/fino), el desarrollo cognitivo, del lenguaje y en la adquisición de hábitos de independencia personal-social.

Interrelación del niño con el adulto “La población que asiste a nuestro programa son niños de 0-6 años con discapacidad físico-motora; P.C.I., retraso psicomotor, discapacidad intelectual y trastorno Generalizado del desarrollo”, asegura Bélgica Méndez, encargada de Intervención y Estimulación Temprana de la ADR.

Los niños de 2-6 años de edad con discapacidad físico/motora, intelectual, con P.C.I. o cualquier otro síndrome que asisten al nivel inicial de la Escuela de Educación Especial Jordi Brossa de la ADR, muestran un mejor y mayor desempeño en sus habilidades, haciéndoles más funcional e independientes con relación a la población de 0-6 años con discapacidad, que no tienen la oportunidad de asistir a un programa escolar.

Para una estimulación adecuada no es suficiente la cantidad de objetos con los que se rodea al niño, sino que se hace necesaria la interrelación del adulto con el infante.

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